La industria del juguete intenta reflotar en Venezuela

Anaquel con juguetes

En su mejor momento, el mercado de juguetes en el país llegó a vender 200 millones de dólares al año de 2010 a 2012. Pero entre 2012 y 2018, 70% de los negocios dedicados al ramo se vieron obligados a bajar la santamaría por la crisis. El escenario ha mejorado. Pero, alrededor del mundo, la industria no vive su mejor momento. Con la llegada de la tecnología y los niños enfocando su interés en otras cosas, los carritos y las Barbies parecen ser cosa del pasado

En sus mejores momentos, uno de ellos a finales de la década pasada, principios de esta, la industria de juguetes en Venezuela era boyante. Pero, como tantas otras cosas en el país, el sector sufrió una caída considerable. La mayoría de las jugueterías han cerrado en los últimos años y distribuidoras como Kreisel, con más de tres décadas operando en el país, fueron confiscadas por el régimen de Nicolás Maduro.


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Con el sucesor de Chávez estrenándose en el poder, entre marzo y abril de 2013, se lanzó el Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad 1) en sustitución del Sitme, con un alicaído flujo de dólares para importaciones que generó gran escasez de insumos básicos y estableció sectores prioritarios que tenían acceso a divisas. Los juguetes no figuraban en la lista. En años anteriores, el sector se vio privilegiado por el gobierno que, aprovechando la bonanza económica de Venezuela, invertían millones de dólares en importación.

Lo que en principio fue una medida cambiaria temporal en el país, se convirtió en un pilar de la política económica en una Venezuela que, entre 1999 Y 2014, recibió casi un billón de dólares por ingreso petrolero.

¿Es posible imaginarse un diciembre sin juguetes? Ni en una película de terror. «Las cosas están mejorando”. Así lo expresó Daniela López Tarre, vicepresidenta de CAVEFAJ, la Cámara Venezolana de Juguetes, Deportes y Recreación, una asociación civil y gremial, sin fines de lucro, que representa a la cadena sectorial de juguetes y afines en el país.

Daniela López Tarre, vicepresidenta de CAVEFAJ

Los juguetes estimulan la creatividad e imaginación, facilitan el proceso de aprendizaje y le permiten desarrollar competencias, en la medida en que facilita la convergencia de conocimientos, experiencias previas, actitudes, aptitudes y valores.

Con esto en mente, para la también Directora de Grupo +3 (distribuidora e importadora de juguetes al mayor) y CEO de G3 Toys (una de las jugueterías más grandes que aún hacen vida en Venezuela), en 2022 el sector enfrenta 4 grandes retos: competir en mercados abiertos, el establecimiento de las tecnologías de información y juguetes electrónicos como medios de entretenimiento y los subsecuentes cambios en el público meta, los niños.

Foto Jesús Navas

”Tenemos y debemos orientarnos a un mercado más exigente”, señaló López. “Los usos y costumbres han cambiado por los avances tecnológicos; las estructuras de entretenimiento son diferentes. Los niños ya no son como antes y la industria, enfocada hacia ellos, ha cambiado de igual manera. Los más pequeños de la casa tienen otra información, se divierten de diferente modo a través de nuevos métodos de comunicación; esto cambia su manera de pensar, por lo que se requiere de una red más compleja para que se puedan sorprender y entretener”, aseguró.

Nada más que la verdad

López Tarre aseguró, como representante de la Cámara, que la industria tiene 3 años en fase de recuperación, pero entre 2012 y mediados de 2018 “todo fue una locura”. Casi  70% de las jugueterías en el país se vieron obligadas a bajar su santamaría.

Pasillos llenos de juguetes en una «tienda híbrida» del Sambil Caracas | Foto Karem González

“¿Las jugueterías han ido desapareciendo? Sí, efectivamente. Hoy día existen muy pocas. Pero hay algo que rescatar: las tiendas híbridas que se han ido amoldando a las nuevas generaciones e intereses y han impulsado la venta de juguetes desde sus espacios”, manifestó. “Como dueña de una juguetería puedo decirte que no los veo como competencia sino como aliados; existen pequeñas tiendas e incluso supermercados (el Gama de Santa Eduvigis uno de los primeros interesados) que nos compran al mayor para mantener vivo el sector juguete en el país”, resaltó.

La importación de juguetes y su comportamiento

López Tarre expresó vehementemente que hay una trazabilidad importante de acciones con respecto a los distribuidores oficiales de juguetes en Venezuela. “Lo más importante es que exista un cumplimiento de la normativa”, dijo. Entre los muchos documentos que nos exigen, el Sencamer es el más relevante. Sin el Servicio Autónomo Nacional de Normalización, Calidad, Metrología y Reglamentos Técnicos pueden aparecer graves problemas entre los involucrados.

“Un ejemplo de esto fue en 2007, cuando Mattel se vio envuelto en un escándalo porque la pintura de sus juguetes contenía mucho más plomo de lo normal, arriesgando la salud de muchos niños en el camino. El tema se subsanó en su momento, pero esto puede ocurrir cuando salen a relucir falsificaciones o productos que no pasan por el ente regulatorio. Nunca se sabe ciertamente si están aptos para que los niños jueguen con ellos”, acusó. “Pero eso también lo estamos manejando en la Cámara”, agregó.

Ejemplo de una falsificación en etiqueta de muñecas LOL | Foto Amazon

Daniela López explicó que, para saber si existe alguna falsificación, se debe dirigir el foco a los códigos SKU de cada juguete, hacia el país fabricante y las señalizaciones por edad expuestas y seguras.

Sobre el regreso de Hasbro, Kreisel, Mattel

“Es una posibilidad”, aseguró. “El mercado juguetero ha cambiado en los últimos años. Somos nuevos actores los que estamos llevando las riendas del asunto. Te hablo desde G+3, nosotros somos una empresa vitrina que nació en el año 2010 y hemos ido, poco a poco, adquiriendo contratos con distintos fabricantes y licenciatarios en el mundo. En efecto, con toda esta recuperación económica que estamos experimentando, es posible que exista un nuevo panorama con respecto a las marcas que alguna vez fueron líderes en Venezuela”.

En su mejor momento, el mercado de juguetes en el país llegó a vender 200 millones de dólares al año. “Eso puede igualarse o superarse. Creo que muchas marcas están por pisar suelo venezolano de nuevo. Ojo, no sé si directamente o a través de distribuidoras, pero nosotros tenemos grandes fabricantes como GMA, Hasbro y más. La intención de ellos, así como de muchos otros grupos, es acercarse e ir evaluando sus opciones en Venezuela”, subrayó.

Establecimiento G3 Toys en Caracas

Entonces, ¿se podría inferir que es difícil crear o mantener relación con marcas internacionales? “Lo eran antes. La mayoría de las empresas de juguetes son americanas, si bien es cierto que hay algunas europeas o chinas que hacen buenos productos. No es mentira que las sanciones y el bloqueo no contribuyen en fomentar, generar o retomar relaciones. Disney, por ejemplo, no quería estar aquí, pero acaba de entrar de nuevo con un licenciatario de textil… Poco a poco van a ir volviendo. Eso es seguro. Lo importante es que seguimos haciendo el trabajo; seguimos trabajando por demostrar que hay mercado aún en Venezuela”, reveló López Tarre.

El covid y los niños digitales

“Tras la pandemia, se incrementó el aire de mejora en el sector juguete. Quien diga lo contrario, está mintiendo o no trabaja en el rubro”, destacó. “Los niños en casa nos ayudaron muchísimo. Lo que pasó a nivel mundial hizo que regresara el interés a lo tradicional; a lo didáctico y creativo. Los juguetes nunca dejaron de venderse durante ese año”, rescató.

Por esta razón, para ganar e incrementar una cuota de mercado, “tenemos que vender juguetes más propositivos, creativos y con trasfondo. Con eso también medimos el impacto que tenemos en los niños y en su formación. Un juego de video o electrónico aporta entretenimiento, pero los juguetes, además, pueden dejar una huella formativa. Deben contener los elementos básicos y ser atractivos para que interactúen en esta realidad física. Un juego electrónico funciona por medio de un software que no puedes tocar ni manipular físicamente; estos juegos son entretenidos y actualmente necesarios, pero los niños requieren algo más para formarse”, apuntó. “A eso apostamos. La tecnología no es la enemiga aquí”.

Para Daniela López, los juguetes y la tecnología se apalancan uno en la otra. “Los niños a través de sus celulares o tablets ven el contenido digital. Cuando son fanáticos de series o programas infantiles, quieren los productos en físico. En este caso, el internet actúa como una publicidad de las antiguas en TV. Son un instrumento. De cada 5 niños que ven un show como Paw Patrol o Rainbow High, 4 quieren el muñeco en físico. Es decir, la tendencia es buscar los productos del contenido que ellos ven a nivel digital”, declaró.

De esta manera, los grandes fabricantes de juguetes del mundo se están enfocando en que todos sus productos tengan contenido digital. “Bien sea en series por YouTube, Disney Plus o Netflix, pero la tendencia es que haya vida online. El consumidor directo son los padres. Pero el final, son los niños. Siempre. A veces los adultos no entienden el juguete, pero los chamos están claros de por qué lo quieren y para qué funcionan”.

Puerta a puerta, ¿el enemigo?

Muchos aseguran que parte de la caída de las jugueterías en el mundo es el mercado de puerta a puerta que, por la facilidad de compra, evita que padres o representantes lleven a sus hijos a vivir la experiencia de adquirir un juguete en la tienda.

“Ojalá pudiese ser más enfática en el tema, pero es una respuesta que no te puedo dar como quisiera. Son políticas del país, y si el Gobierno acepta este método de compra y venta (incluye a todos los rubros: alimentos, licores y juguetes), no se puede hacer nada”, dijo López Tarre.

“Lo que hacemos, actualmente, es tratar de luchar con esa premisa, sobre todo por el tema del respeto hacia la normativa y siempre velando por la calidad de la compra. ¿Qué ofrecemos? En nuestro caso, los mismos productos de marca que venden las tiendas internacionales, pero trabajando honradamente en el país”.

La vicepresidenta de CAVEFAJ insiste en que se debe apostar a lo local porque hay un grupo de empresarios con una dedicación enorme de crecer en Venezuela. “Sí estamos los que respetamos las normas y, a través de ellas, hacemos país. Además, garantizamos un cambio o devolución cuando surge alguna falla en el juguete y eso no existe en el puerta a puerta. Ofrecemos garantía y satisfacción total tras la compra”.

Juguetes baratos

Si se trata del auge en el mercado de juguetes chinos en Venezuela, insiste en que no son realmente una competencia.

“Los niños a veces están muy claros de cuál es la falsificación y cuál la original. Realmente se inclinan por el segundo. Están interesados en la calidad. Aunque eso les cueste solo uno de los tres o cuatro juguetes que pidieron en la lista del Niño Jesús”

¿Se puede decir que los venezolanos se inclinan más por lo económico? “En algunos casos sí, pero no en el de las personas que hacen sus sacrificios para adquirir lo mejor, que son la mayoría. Ojo, si bien es cierto que las jugueterías no están dirigidas a un porcentaje tan grande la población, solo a un 30 o 40%, las marcas prevalecen. Además, existen algunos juguetes económicos chinos que no son falsificaciones. Que sean de ese país no los hace perder su valor”, aseveró.

Tienda Lego ubicada en el Centro Comercial Sambil Caracas | Foto Karem González

“Trabajamos por el Estado, no para el Gobierno”

Para Daniela López es importante destacar que los juguetes ayudan a la imaginación, la sana diversión y la fantasía. Fomentan la alegría y el compartir, por esa razón no pueden desaparecer.

Finalmente, asegura que la idea de ir rescatando el mercado de juguetes en el país es primordial siempre trabajando apegados a la ley. “Se deben tener los permisos y todo lo necesario para operar con tranquilidad. Con el Gobierno, las relaciones siempre fueron, son y serán positivas porque no hay nada que temer; quien hace las cosas bien no debería tener ningún tipo de problema. Además, como empresa, estamos claros de que no trabajamos para del Gobierno sino en pro del Estado, de la gente y sus sueños”, destacó.

“El venezolano sigue invirtiendo, eso es la realidad. Todo lo que ves de recuperación, es inversión de quienes aquí decidieron quedarse. Financiamientos no hay. Esas oportunidades se esfumaron hace muchos años y ese es uno de los principales problemas que debemos trabajar en CAVEFAJ este 2023. Apoyaremos con financiamientos y alianzas con bancas. Todo se centraliza en la banca venezolana, el encaje legal y muchos otros temas que no nos competen, pero estamos trabajando en hacer posible eso”, concluyó.

Así lucen las calles del Centro de Caracas | Foto Jesús Navas

Sin jugueterías pero con juguetes

Recorrer las calles de Caracas en la búsqueda del mejor regalo para el Niño Jesús o de estrenos para el 24 y 31, es una tradición importantísima para los caraqueños; incluso para personas de otros estados quienes viajan a la capital -solo por algunos días en diciembre- para llevarse a casa sus compras y celebrar como se debe la Navidad. Adiós utilidades, la costumbre no se ha perdido. El interés por lo que se regalará, sin embargo, es otro tema.

Desde Antímano, pasando por Quinta Crespo, el Casco Central y Montalbán; atravesando las populares Esquina de la Marrón o la del Morro; caminando la Avenida Baralt o la Universidad e irse, de a poco, a deambular por Bellas Artes hasta llegar a Plaza Venezuela, Sabana Grande y Chacaíto, podía tomar al menos dos o tres días en la búsqueda del mejor juguete al mejor precio. Hoy, resulta imposible encontrar una juguetería entre la sabana de tiendas enfocadas solamente en ropa y zapatos. Los restaurantes, electrodomésticos, licorerías, casas de empeño, locales de cuidado personal, maquillaje, e incluso de santería, parecen ser la regla. El juguete, la excepción.

Avenida Universidad con Calle San Jacinto. Esquina de El Morro, Caracas | Foto Jesús Navas

Cabe destacar que, a pesar de la falta de jugueterías, el cierre de muchas y el “bajo perfil” que prefieren tener otras que fueron muy reconocidas como General Import (actualmente con poco inventario), las calles se encuentran, en esa zona de Caracas, completamente atestadas de monopatines, muñecos y muñecas, bicicletas, carros eléctricos y de control remoto, cocinitas, y pare usted de contar. Todos de última generación, pero sin los permisos y las certificaciones de los que habló Daniela López. Los productos que llenaban las aceras, como si se tratase de un centro especializado en entrega de regalos, pertenecen al comercio informal.

Así, entre ríos de color rosa y azul de los cientos de monopatines y bicicletas para niños y adolescentes; entre superhéroes de Marvel, Hot Wheels y personajes de Naruto, Power Rangers y Star Wars, sobresalían algunas “tiendas híbridas o departamentales” que contaban con la presencia de un área infantil en la que prevalecían los juegos, muñecos y dinosaurios, como el Tijerazo en el centro y Mira Mall, Tiki Taki y Mundo Total entre Plaza Venezuela y Chacaíto.

Tiendas departamentales como EL Tijerazo apuestan por un espacio de juguetes en su interior

Bienvenidos a Dumpin y Miss Capricho

En la Avenida Baralt, Carmary Castro, trabaja en Dumpin, una pequeña tienda que, entre sus productos, vende juguetes. Afirma que los precios del abastecimiento son muy accesibles en la zona, “por eso la clientela nos prefiere y regresan luego de hacer su recorrido. Tenemos juguetes que pueden adquirirse desde un dólar o dos, pero vendemos también monopatines y triciclos que cuestan unos $75. Hay para todo el mundo”, destacó la joven. Afirmó que las ventas, en comparación con las del año pasado, son mejores. No se han detenido, aunque cree que los padres, hoy día, se inclinan mucho más por la tecnología.

Nelson Maduro, gerente de Miss Capricho, ubicada en la Av. Baralt

Miss Capricho, ubicada justo en frente y atendida por su gerente, Nelson Maduro, en contraparte aseveró que la venta, al menos en sus espacios, ha caído muchísimo. “Hemos visto un incremento a nivel de receptividad, pero al momento de adquirir el producto, hay cierto rechazo. Asumo que es un tema de economía personal”, inquirió. “Si te dicen que las ventas han mejorado, puede ser por temas de competencia o por la clase de productos que se ofrecen”. Para Maduro, los tiempos han cambiado la forma de regalar.

En su tienda ofrece juguetes desde $5 entre los que destacan las muñecas Barbie o tipo Bebé nenuco que tienen un precio de $20. Venden también bicicletas certificadas en $430.

El señor José, que no quiso decir su apellido, lleva la mitad de su vida dedicándose a la venta informal de juguetes. Tiene 52 años. “Es evidente que ser juguetero es lo que sobra hoy día. Mira a tu alrededor, las calles están a reventar”. José está ubicado en la Esquina de la Marrón, un lugar muy concurrido por compradores de juguetes de toda Venezuela por sus modestos precios. “Carritos y muñecas son de los juguetes que menos vendo, aunque no dejaré de tenerlos. Siempre se les saca algo”, afirmó.

Desde su perspectiva, el niño ha roto la tradición de los juguetes pues apuesta por la tecnología o los patines y bicicletas. “Los superhéroes se venden, pero cobran interés cuando tienen un impulso detrás como una película o una serie”, aclaró. Sus monopatines más económicos están valorados en $25 y pueden llegar hasta 100$. “Las muñecas las tenemos entre 7 y 25$, depende del tamaño y la funcionalidad”, expresó. ¿Pero sí hay venta? “Niña, si no existirá, no estuviéramos aquí, ¿no?”, concluyó sonriendo.

En los centros comerciales

El Sambil, entre los centros comerciales de Caracas, es el único que tiene –actualmente- entre 7 u 8 grandes jugueterías activas. Ni el Tolón, Millenium, Unicentro El Marqués o el Líder se acercan en número. Por ejemplo, los dos últimos solo tienen una juguetería.

Manuel Briceño, asesor de ventas de Toylandia, una de las más grandes de la ciudad y que tiene desde 1980 operando en el país, aseguró que, aunque el interés y la compra por el juguete ha mermado, no ha desaparecido.

Manuel Briceño, asesor de ventas de Toylandia | Foto Karem González

“Este año, en comparación con 2021, se ralentizó. La afluencia post covid fue mucho más notable. La cuarentena mantuvo a la gente represada mucho tiempo y cuando se tuvo la oportunidad de salir, existió una especie de desesperación para volver a la normalidad que influyó en la adquisición de juguetes”, exclamó. “Sin embargo, y aunque el negocio continúa aflorando, este tipo de compras suelen dejarse en segundo plano para fechas como el Día del Niño, cumpleaños o diciembre”, reflexionó.

En Toylandia no venden tecnología sino juguetes electrónicos y en la tienda son creyentes de que, en vez de jugar en su contra, es todo lo contrario. Lo que más se vende entre las niñas son las muñecas, los juegos con maquillaje y los sombreros con orejitas movibles. Los niños – e incluso también adultos– se llevan los carros a control remoto y los de colección. “Lo más barato que tenemos es de $15 y lo más caro pueden ser los juguetes de Little Tikes, una marca asociada a Fisher Price, cuyos precios oscilan entre 250 y $300. Este año se trajeron muchas más cosas de gamas altas de clase tipo A y B”, destacó.

Briceño aseguró que la industria del juguete es mutable porque se vale de la tecnología, convirtiéndolos en una necesidad. “No creo que el mercado se extinga, sino que evolucionará al igual que otras áreas del ser humano”, concluyó.

Juguetería Toylandia, con 6 meses de inaugurada en el Sambil Caracas | Foto Karem González

Los juguetes: misión, visión y propósito

Grandes establecimientos como Tecni-ciencia, Súper Juguetes, Toy & Toys y Lego forman parte del catálogo de jugueterías que exhiben sus productos en el centro comercial. El primero, reconocido también como librería, no tuvo interés de hablar sobre el tema, pero en sus pasillos tiene una importante presencia de juguetes como bloques armables, muñecas LOL y carritos de colección.

Súper Juguetes, otra de las jugueterías aún activas en Caracas

En Súper juguetes, Barbara Dabello comentó que las ventas han caído considerablemente. La trabajadora de la juguetería destacó que la situación país puede ser parte del problema. En sus espacios, lo más vendido son muñecos de colección. Lo más barato que tiene la tienda son las bombitas de agua en $1 y lo más caro son las pistas de Hot Wheels, cuyo precio varía entre $150 o $195.

Espacios de Toy & Toys, anteriormente conocida como Hobby 2000 | Foto Karem González

Carolina López, gerente Toy and Toys C.A. (lo que antes era Hobby 2000), resaltó que la venta va muy bien, aunque “pudiese ir mejor”. Cree, también, que el tema económico tiene mucho que ver en esto. “Sin embargo, algo que sí puedo certificar es que la gente compra siempre juguetes originales; hacen lo que sea por un buen producto. A los niños les gusta la calidad”, subrayó. En esta juguetería, “vendemos muchos juguetes didácticos; eso muestra que muchos padres cuando entran quieren alejar a sus hijos de la tecnología”, rescató. “Los juguetes que más se llevan son los bloques armables tipo Lego y los que son para pensar o construir. También se llevan muchos las magic boards o tablas mágicas para dibujar con marcadores y plantillas. Lo que el dueño trata de explotar aquí es la creatividad a través de sus productos”, recalcó.

La única tienda oficial Lego certificada en el país está ubicada en el Sambil Caracas | Foto Karem González

Keyla Mendoza, gerente de la única tienda oficial Lego certificada en el país, aseguró que las ventas han estado más lentas con respecto a 2021. “Pero hablamos solo de diciembre, porque nosotros tenemos la ventaja de que vendemos todo el año, no solo por temporadas. Los legos son muy populares entre niños y adultos”, destacó. Luego de un año de inaugurados afirma que lo que sucede con el dólar en el país ha frenado un poco la adquisición de sus juguetes. “Es un golpe duro, todo el mundo está pensando en enero y lo que pasará con sus ahorros. Además, hay un foco innegable en la ropa y los zapatos; la gente está pensando más en los estrenos”, dijo.

Ejemplares de los más buscados en tiendas Lego

En este espacio convergen muchas categorías: existen bloques que pueden llegar a costar $6, perfectos para que los niños puedan comenzar a vivir la experiencia en el mundo Lego, pero otros armables como estadios y naves espaciales interactivas tienen un valor de $500 o $600. Estas últimas son de las que más se llevan. En un día, de hecho, pueden venderse 5 o más. Claro, depende del gusto de cada quien. Algo de lo que se enorgullecen es de que sus bloques destacan entre los favoritos del público porque llegan al corazón de todos. “Vienen padres con niños que tienen autismo, por ejemplo, porque saben que les ayudará con sus hijos y eso nos hace felices. Esa es la misión”, concluyó.

Que no se apague

Aunque no quisieron dar declaraciones, Tecni-ciencia es una de las tiendas que, en su interior, también vende juguetes de marca

De los tiempos de las pelotas de trapo, los exploradores o las batallas interminables contra monstruos gigantes, el mundo de los niños hoy es el de los llamados nativos digitales y aunque siguen atesorando autos y muñecas, es innegable que, a la hora de pedir regalos, también elijan tabletas y teléfonos inteligentes. La industria del juguete no ha muerto, ni lo hará, pero la responsabilidad también recae en los padres y el valor que se les da.

¿Hay un cambio drástico en los gustos del consumidor? Sí, aunque depende del ámbito en el que los niños estén. Si van a la playa, va a preferir armar un castillo de arena antes que jugar con una tableta. Pero los gustos tienen que ver con las distintas edades y con la educación. Hay padres a los que les gusta jugar fútbol o muñecas con sus hijos; hay otros que prefieren encerrarse con la computadora. Un juguete estimula el crecimiento, la conciencia, la creatividad. Que esa llama se apague -o no- depende de los progenitores.

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