Supply Chain: La logística en tiempos de pandemia

 

La aparición del COVID-19 ha hecho sentir sus efectos en el comportamiento de la economía y las relaciones sociales de casi todos los países, los cuales, indistintamente, han procedido a afrontar y priorizar los correctivos para preservar la salud y la economía.

Estos dos objetivos han llevado a algunos países a proceder con mayor énfasis en uno u otro aspecto, e inclusive a rectificar sus propósitos iniciales, en la medida que se acentúa el efecto negativo en la salud de sus habitantes. El origen de la pandemia y los resultados de su manejo tuvieron en China y Corea las primeras pautas para aplicar correctivos y disminuir la contaminación.


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En la economía y en el comercio exterior, el panorama no es diferente a la gravedad en la salud. Algunos estamentos públicos y privados de la economía nacional anuncian una desaceleración que podría ubicarse entre el menos cinco por ciento y el menos seis por ciento, y una contracción del comercio exterior, señalada en promedio para el mes de abril del presente año, respecto al mismo periodo de 2019, en el orden de algo más del 33 por ciento.

Dichos indicadores implican una disminución drástica de los bienes transados internacionalmente por el país y, en consecuencia, una reducción de la demanda de servicios internacionales de transporte y logística.

A nivel interno, se procura sustituir los bienes importados con la producción local, lo cual requiere una dinámica de logística, esta vez afectada por las políticas y protocolos que, internamente, se estructuren para el aislamiento social y la reactivación de las actividades económicas.

La afectación en la carga internacional se hizo evidente en todas las modalidades del transporte: el marítimo, el aéreo y por las fronteras terrestres, con disminuciones que llegan al 30 por ciento en sus volúmenes.

El transporte interno, principalmente el carretero, ha tenido que enfrentar una baja en la demanda de sus servicios, causada por los protocolos aplicados en los puertos, los cierres de fronteras, las restricciones a la movilidad a lo largo de la ruta y las limitaciones en la última milla por modificaciones en los horarios para cargue y descargue, entre otros.

Por otro lado, esta pandemia ha permitido incentivar la utilización de los documentos digitales y de las gestiones virtuales para contratar, operar, pagar y cobrar por los servicios de transporte y por toda la cadena de suministros. Luego de esta temporada de restricciones operativas e innovaciones documentales, se tendrán ajustes procedimentales que habilitarán canales, antes no aceptados o probados en su eficacia.

Las actividades de transporte y todo su apoyo logístico habrán encontrado una nueva forma de racionalizar sus recursos y costos, de retomar el teletrabajo como una de las alternativas para las hasta ahora aceptadas actividades presenciales y, seguramente, en la racionalización de tiempos y costos en toda la cadena logística.

Hoy más que nunca, toma validez la necesidad de concertar políticas locales en relación a la movilidad, el tránsito y los horarios de trabajo para los proveedores de servicios de transporte y logísticos, con los generadores de la carga y las autoridades de control, buscando la facilitación de este comercio y sus gestiones en términos de eficacia y racionalidad.

Que sea esta la mejor oportunidad para que todos los actores de este entorno económico orienten sus roles, requisitos y preceptos a escenarios de justa dimensión y oportunidad, en aras de un comercio, un transporte y una logística cada vez más competitivos, tanto internamente como en el exterior.

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