La pandemia ha interrumpido la oferta mundial en los mercados de materias primas y en los laborales. Esto representa un shock. Durante las dos últimas décadas, la economía mundial se había beneficiado de la abundante oferta en ambos mercados y ahora las cosas están perturbadas. El resultado de esta interrupción es la inflación. El tiempo a través del cual se mantenga elevada la inflación y se tarde en restablecer la oferta es clave para los inversores. Se trata de preguntas que probablemente se mantendrán en el centro de atención durante el resto del 2021.
En la historia moderna, la economía global nunca se ha cerrado como lo hizo en 2020. Reiniciarla no ha sido sencillo. La pandemia no ha desaparecido y hay todo tipo de interrupciones en la cadena de suministro. Estas podrían repercutir en algunos datos del PIB más débiles de lo esperado a medida que los inventarios disminuyan y las dificultades de producción se descuenten en las cifras publicadas. También se mantendrán vivos los temores inflacionarios por un tiempo. Sin embargo, la visión del “vaso medio lleno” de esto es que se mantendrá un crecimiento más fuerte durante algún tiempo mientras la producción y la contratación se incrementan para satisfacer los retrasos y la fuerte demanda. No debería haber preocupaciones por el lado de la demanda. El empleo está creciendo, los ingresos se han mantenido (en conjunto) y los salarios están incrementándose. Además, el estímulo fiscal y los efectos sobre la riqueza de la política monetaria impulsados por el aumento de los precios de los activos mundiales están respaldando una fuerte demanda.
La volatilidad de las tasas se ha recuperado
Es razonable esperar que las tendencias actuales sean temporales. La oferta se restablecerá con el tiempo, los mercados laborales se estabilizarán cuando finalicen los planes y los beneficios pandémicos. Cualquier arrastre que haya sobre las cifras trimestrales del PIB debido a la reducción de inventarios se restablecerá mediante aumentos de la producción. Los retrasos en la cadena de suministro deberían reducirse. Sin embargo, no podemos estar seguros de cuánto durará esto. Por ejemplo, la variante Delta es un problema importante a nivel mundial y podría afectar al suministro por un tiempo más. Las empresas de consumo generalmente aumentan el stock a tiempo para la temporada navideña, pero este año será un desafío, especialmente en productos electrónicos de consumo. La fijación de precios bien podría usarse como mecanismo de regulación, lo que significa que la inflación podría permanecer alta por un tiempo.
Para los mercados, la importancia de todo esto es que es probable que el crecimiento mundial se mantenga fuerte, pero con cuellos de botella e inflación durante algún tiempo. Las empresas tienen más poder de fijación de precios hoy que en cualquier momento de los últimos años y eso debería respaldar beneficios saludables, siempre que se puedan transferir costes más altos. En general, las acciones deberían funcionar bien, pero eso no significa que algunas empresas no vayan a tener problemas. Por el lado de la renta fija, la volatilidad de las tasas se ha recuperado y los rendimientos se verán afectados por la inflación y las preocupaciones sobre la reducción, por un lado, y la fuerte demanda técnica subyacente, por el otro. Sin embargo, hay menos proyecciones del 2% para final de año para las rentabilidades de los bonos estadounidenses a 10 años que las que había antes.
En síntesis, las rentabilidades de la renta variable están superando a la inflación, pero los rendimientos de los bonos no. Y en mi opinión, es probable que ese siga siendo el escenario central. Los bonos ligados a la inflación en Estados Unidos tienen una expectativa de inflación a medio plazo del 2,4%, pero es posible que ésta esté muy por encima de ese nivel durante los próximos meses. No creo que los puntos de equilibrio sean particularmente caros dada la incertidumbre sobre cuánto durará la joroba de la inflación, pero eso significa que los bonos nominales están caros.
Para terminar, señalaré una de las cosas que no se han visto interrumpidas en estos tiempos: el suministro global de los ahorros disponibles. Esto sigue permitiendo que las empresas y los hogares mantengan sus costes de endeudamiento muy bajos y, en términos reales, negativos. Hasta que esto cambie, debemos confiar en que la economía mundial puede seguir prosperando y tener la esperanza de que gran parte de ese capital se pueda canalizar aún más para combatir el cambio climático. El último informe del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) y la constante avalancha de noticias sobre incendios forestales subrayan la urgente necesidad de financiar la rápida adopción de tecnologías limpias y el desmantelamiento de las actividades que generan la mayor cantidad de dióxido de carbono. Los riesgos reales a largo plazo para las cadenas de suministro provienen del cambio climático y el clima extremo, y cuando eso fuerce la curva de oferta hacia la izquierda, no habrá forma de restaurarla.