Según publica elespectador.com En la actualidad los seres humanos enfrentamos el mayor reto a lo largo de la historia y es el de continuar garantizando nuestra existencia en el planeta Tierra, estando demostrado científicamente que este puede funcionar sin nosotros. Es allí donde emerge la importancia de trascender hacia un verdadero desarrollo sostenible, el cual equivocadamente se ha venido convirtiendo en un discurso en que prevalecen intereses económicos particulares sobre el bien general al considerar la naturaleza como un activo del cual podemos extraer recursos ilimitadamente. Dichos conceptos han venido demostrando que más allá de esto existen límites y es necesario alejarnos del antropocentrismo ilusorio, reconociendo la relación directa existente entre ser humano y naturaleza.
El proceso de alcanzar un verdadero desarrollo sostenible en Colombia y Latinoamérica debe incorporar a todos los actores desde las entidades gubernamentales, privadas, científicas, educativas, hasta la ciudadanía en general para que participen activamente y se empoderen de estas temáticas tan determinantes para nuestro futuro. Es necesario fortalecer sistemáticamente la generación de políticas que impacten eficaz y directamente los territorios y sus comunidades, logrando inculcar valores que permitan a las personas y empresas actuar de manera responsable con el ambiente en su vida cotidiana, buscando así un nuevo equilibrio entre poder hacer uso de la naturaleza y la atención a las necesidades humanas.
El ambiente enfrenta diversas amenazas, una de ellas es el acelerado crecimiento demográfico en el mundo asociado a la contaminación y la generación de residuos que superan la capacidad de los ecosistemas para recuperarse, afectando directamente sus dinámicas naturales y nuestra calidad de vida como seres humanos. Debemos comprender que la naturaleza hace parte indispensable si queremos alcanzar un verdadero desarrollo sostenible y es un error el considerarla ilimitada, por lo que es necesario redireccionar el crecimiento económico, sin desconocer su importancia para una sociedad, hacia mecanismos menos perjudiciales para el ambiente.
Alcanzar un verdadero desarrollo sostenible, donde se incorporen el ambiente y la calidad de vida de las comunidades buscando un equilibrio con el crecimiento económico, es responsabilidad de todos y todas. Las cumbres mundiales, encuentros latinoamericanos, mesas nacionales, regionales y municipales en cada país se convierten en espacios de participación que pueden direccionar políticas y promover ese motor de cambio que permita, de acuerdo con la segunda Estrategia Mundial de Conservación (EMC-II), conocida como “Cuidar la Tierra”, mejorar la calidad de la vida humana sin rebasar la capacidad de carga de los ecosistemas que la sustentan. Finalmente, es indispensable darle una verdadera importancia a la naturaleza reemplazando estilos de vida insostenibles por la generación de estrategias de producción más equilibradas con el patrimonio natural, garantizando así la permanencia en el tiempo de los seres humanos sobre este planeta.
