Prada ha incursionado en el mundo de la joyería fina con su colección «Eternal Gold»

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Prada ofrece una interpretación iconoclasta de la joyería fina. Es una nueva visión hacia la sustentabilidad y la transparencia.

Prada ha lanzado una nueva selección de piezas de joyería fina dentro de su colección Eternal Gold. En su idiosincrática actitud rebelde, la firma ha reinterpretado sus elementos insignia en collares, aretes y brazaletes. El logo triangular, diseñado en 1913, se inserta de forma discreta entre las cadenas y líneas sinuosas de las joyas.


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El pensamiento y la consideración que Miuccia Prada pone en sus creaciones no es tan obvio, pero está presente siempre. El nombre Eternal Gold hace alusión a la nobleza de los materiales. Cada pieza es hecha de oro reciclado certificado por el Responsible Jewelry Council y cumple con el estándar Chain of Custody y los diamantes son certificados por el Instituto Gemológico de América, la autoridad líder en educación y estándares en diamantes, piedras y perlas. Este enfoque hacia la sustentabilidad le habla a una sociedad que reflexiona sobre aquello que atesora.

Además, mediante la tecnología Aura Blockchain, Prada rastrea todos los pasos desde sus proveedores hasta la obra final. Los diamantes generalmente solo son rastreables si su tamaño es mayor a 0.5 quilates. Pero Prada ha ido más allá, introduciendo el rastreo de diamantes más pequeños, convirtiéndose en la primera firma de lujo en ofrecer transparencia sobre el origen del 100% de sus diamantes. Así, se puede tener certeza de cómo se obtuvieron los materiales de forma ética y responsable.

Eternal Gold presenta una harmonía entre la tecnología y la tradición. Mientras que los materiales son familiares, su origen es distinto. El oro tuvo una vida pasada en el chip de un celular. La mano permanece como el instrumento clave para dar forma a la joya.

Oro, diamantes y una nueva luminosidad
La campaña que acompaña este lanzamiento, fotografiada por Coppi Barbieri, introduce la segunda evolución en este acercamiento a la joyería fina. El diamante, la piedra preciosa por excelencia se convierte un medio para la innovación científica. Los diamantes de laboratorio son perfectamente incoloros y el corte Prada, con 51 facetas triangulares reinterpreta el emblema de la firma.

La paradoja planteada sugiere un vínculo emocional que nace de un proceso sintético. Su diseño persigue la atemporalidad. Corazones, cadenas y triángulos son las figuras que adornan la piel, jugando con las proporciones de forma inesperada.

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Con esta colección hay un nuevo precedente para una joyería más considerada, pensada para el contexto en el que nos encontramos. Una solución estética con un trasfondo de lujo y honestidad.

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