- Si hay alguien que puede llevar estos zapatos con dignidad es ella.
Si hablamos de Julianne Moore, hablamos de una mujer de otro planeta. Lleva las sandalias “feas” Y poco o nada nos vale que ella misma afirme que el secreto de ese no sé qué sea alejarse del sol. Lo suyo es harina de otro costal, otra historia, otro maldito cuento. Para empezar y para terminar, tiene 62 años. Para empezar y para terminar, su piel, su actitud, su sonrisa indican otro número. Y no solo se trata de ella, que también, sino de todo lo que lleva, toca o mira. Y ahí entra, por supuesto, su armario.
La actriz cuyo nombre en soledad vende cientos de entradas entre los cinéfilos más aplicados viste exactamente como lo haría una persona sin edad y sin género. Como alguien que es él o ella misma por encima de todo; de convicciones, prejuicios y supuestas etapas vitales. Julianne Moore acomete cualquier cosa, lo que sea, a su manera. Desde el vestido de fiesta más elegante –siempre de Tom Ford– hasta las sandalias más “feas” de la temporada y que las tendencias han convertido, precisamente, en tendencia.
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Juli, como la llama con cariño su maquilladora Gucci Westman, es siempre ella misma. Así lo afirma también su último estilismo, uno de tantos. Un conjunto formado por unos pantalones blancos, una camiseta negra, una gorra y las mencionadas sandalias con doble hebilla. Un par que hasta hace poco estaba reservado a turistas aguerridos y que ahora es sinónimo de modernidad y gusto por las tendencias. No obstante, Julianne siempre consigue que cualquier prenda o accesorio resulte apetecible. Porque siempre lo hace a su manera. Siempre.
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