40 años de Moschino: cuatro estilistas dan vida al primer desfile sin Jeremy Scott
La firma italiana conmemora la efeméride con un desfile en el que cuatro grandes estilistas (Carlyne Cerf de Dudzeele, Katie Grand, Gabriella Karefa-Johnson y Lucia Liu) han buceado en el archivo para crear looks que rinden homenaje su desaparecido fundador, Franco Moschino.
Jeremy Scott anunció que abandonaba la dirección creativa de Moschino el mismo año en el que la firma cumple cuatro décadas de historia. El estadounidense, que pilotó durante diez años la enseña más irónica de la industria, confirmó el pasado mes de marzo que cerraba el capítulo más trepidante de su carrera. Así, huérfana de padre adoptivo, la firma encara la celebración de sus 40 años de historia. Y lo ha hecho por todo lo alto con un desfile en la semana de la moda de Milán orquestado por los estilistas Carlyne Cerf de Dudzeele, Katie Grand, Gabriella Karefa-Johnson y Lucia Liu. Los cuatro recibieron el encargo de bucear en el vasto archivo de la casa fundada por Franco Moschino para rendir homenaje a su creador, que falleció en 1994 con solo 44 años de edad a causa de un tumor intestinal, aunque tras su inesperada desaparición se hizo público que padecía sida.
Tras el trágico final de una de las mentes más creativas, provocativas y divertidas de la moda del siglo pasado, solo dos directores creativos han continuado su legado. Primero fue su amiga y colega Rosella Jardini y, después, Jeremy Scott. En una etapa de transición en la que Aeffe Group, conglomerado al que pertenece la marca, aún no ha relevado sucesor para este último, estos cuatro estilistas han ideado diez looks cada uno para crear una colección conmemorativa.
Los lunares, las cadenas de oro, los estampados maximalistas, las plumas o la organza, elementos reconocibles del universo Moschino, han estado presentes en una colección pensada para rendir tributo a un diseñador «adelantado a su época», tal y como lo ha definido la estilista Gabriella Karefa-Johnson en WWD.
Franco Moschino, el genio que convirtió la moda en ironía
Desde que siendo un niño se pasara las tardes dibujando sobre el polvo acumulado en las paredes de la fundición de hierro de su padre, Franco Moschino (Abbiategrasso, Italia, 1950) tenía claro que su destino estaría vinculado al arte y la moda. Dejando atrás el negocio familiar en cuanto cumplió la mayoría de edad, Moschino se matriculó en la Accademia di Belle Arti y empezó a realizar ilustraciones para marcas de moda y revistas que le permitieron pagarse los estudios. En cuanto terminó la carrera, Versace lo contrató como dibujante y durante los seis años que estuvo en la firma forjó una profunda amistad con el mismísimo Gianni. Él fue, de hecho, quien lo animó a ponerse por su cuenta y montar su propia firma. Era 1983 y Moschino había nacido.
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En un momento en el que la moda dejaba de estar reservada a las élites para convertirse en un fenómeno pop y en sinónimo de consumo desmedido, Moschino –diseñador y marca– no dudó en tirar de ironía para denunciar ese gasto sin control. Sus diseños y sus campañas revolucionaron el panorama de la época llegando a ganarse el título de enfant terrible de la moda italiana. No era para menos: llegó a afirmar que «la moda es fascismo y mata a la gente» o que aquellos que seguían los dictadores de los diseñadores como él no eran más que títeres. Una denuncia a los fashion victims que se tradujo en prendas y colecciones que se burlaban de las grandes enseñas del lujo llegando a poder leerse la frase «Waist of Money» (despilfarro de dinero) en una de sus chaquetas.
A pesar de que al vestir a iconos de la época como Diana de Gales las críticas no tardaron en aflorar asegurando que formaba parte del mismo sistema contra el que luchaba, Moschino mantuvo intacto su espíritu combativo y pionero. No solo lanzó una segunda marca más barata –Moschino Cheap & Chic–, sino que también se interesó por la ahora manida sostenibilidad presentando Ecouture!, una línea elaborada con materiales respetuosos con el medioambiente, y sustituyendo las pieles de origen animal por las sintéticas.
«La moda debe ser divertida, pero también debe lanzar un mensaje», afirmó una vez en una entrevista. Cuatro décadas después del nacimiento de la marca que logró combinar ambos propósitos, el legado de Franco Moschino –que sigue inspirando el trabajo de firmas como Off White o Vetements– sigue más vivo que nunca.
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