De acuerdo al portal de noticias es.fashionnetwork.com
Schiaparelli inaugura la Alta Costura de París con una oda a los artistas
- Este lunes por la mañana no hubo una cabeza de león en Schiaparelli, pero sí muchas visiones extraordinarias del diseñador Daniel Roseberry, en una colección cuyas asociaciones creativas estaban muy lejos de los actuales disturbios en Francia.
Una colección otoño-invierno 2023/24 que se inspiró en los numerosos artistas que colaboraron -o podrían haber colaborado- con Elsa Schiaparelli a lo largo de su dilatada carrera. Trasladando la imagen de una mujer inspirada en Lucien Freud a una media de seda; o jugando con las esculturas de Giacometti en joyas recubiertas de oro.
Unos 500 invitados se reunieron en la galería principal del Petit Palais, que a pesar de su nombre es bastante enorme. Todos sentados en sillas Luis XVI doradas, la mayoría de ellos luciendo alguna joya de Schiaparelli. La seguridad era estricta fuera del recinto, situado junto a los Campos Elíseos.
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Decenas de auténticas clientas de alta costura y un círculo de estrellas entre las que se encontraban Philippine Leroy-Beaulieu, de Emily in Paris, y Cardi B, que provocó el desmayo de los paparazzi al entrar con un vestido negro esculpido de diosa de la pantalla, un enorme abrigo con púas de lana y grandes pendientes dorados rematados con perlas.
Roseberry se estrenó con una combinación de chaqueta de lana estricta y falda asimétrica ondulada de corte y confección brillantes, un look de monja medieval surrealista y sexy. Le siguió un precioso abrigo de lana de fieltro color crema adornado con bordados en trampantojo que mostraban una mano de Venus de mármol blanco y un rostro malhumorado.
Un exagerado sentido de la proporción en todo el conjunto: enormes cuellos giratorios de faille lavada, solapas sobredimensionadas de pelo de cabra color marfil, mangas abullonadas del tamaño de fuentes de agua y cuellos chal que se elevaban por encima de la cabeza.
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En un pulcro toque francés, un brillante vestido corsé de satén bronce se prolongaba en un largo vestido de encaje. Le seguía una asombrosa blusa sin hombros en faille marfil lavado, combinada con una enorme falda abullonada hasta la rodilla en tafetán crudo, sostenida por aros ocultos.
Mientras que un cegador traje de espejos brillantes se inspiraba en los mosaicos espejados del escultor Jack Whitten, continuando el concepto de Elsa de conversaciones con diferentes tradiciones artísticas.
Todo parecía un universo alejado de los acontecimientos de la semana pasada en Francia, cuando se saquearon tiendas en los Campos Elíseos y cientos de policías paramilitares de los CRS (Compañía Republicana de Seguridad) impidieron el acceso a la cercana Place de la Concorde, la mayor plaza de París.
En todo caso, Roseberry incrementó sus accesorios: desde orejas moldeadas con piercings de strass y pendientes de filamentos con acabados dorados artesanales hasta puños metálicos con caras y tocados acabados con cuentas de color azul intenso. Este último es una referencia al famoso azul de Yves Klein.
«Una interpretación surrealista del vestuario de una mujer», explicó Daniel Roseberry en sus copiosas notas al programa. Y un memorable despliegue de moda, y una gran manera de inaugurar la Alta Costura.
Aunque la dimensión artística era tan grande que parecía que la ropa vestía a las modelos, y no al revés.
