La digitalización de la tarjeta impulsa el pago móvil

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La digitalización de la tarjeta está impulsando el pago móvil en un contexto de creciente adopción de nuevas formas de pago digitales. En este sentido, la digitalización de la tarjeta de crédito o débito permite a los usuarios realizar transacciones en línea y en tiendas físicas sin necesidad de llevar su tarjeta física con ellos. Esto ha sido particularmente relevante en el contexto de la pandemia, donde la reducción de contacto físico ha llevado a un aumento en el uso de pagos digitales. En este artículo, analizaremos cómo la digitalización de la tarjeta está transformando la industria de pagos móviles y cuál es su impacto en los consumidores y las empresas. También exploraremos algunas de las nuevas formas de pago digital que están emergiendo y cómo se están adaptando las empresas a este cambiante panorama.

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El ritmo de adopción de los nuevos modelos de pago continúa creciendo desde su explosión en 2020, el año de la pandemia, impulsado por la digitalización de las tarjetas. A pesar de ello, y de que más del 90% de la población bancarizada chilena recurre a ellos de forma habitual, un 49% de los chilenos ha encontrado dificultades a la hora de pagar con su medio de pago preferido, según recoge el XII Informe de Medios de Pago de Minsait Payments.

El informe de Minsait Payments (link), realizado con la colaboración de Analistas Financieros Internacionales (AFI), ofrece una visión global y evolutiva de las tendencias de medios de pago a partir de las opiniones de más de 100 directivos y de las encuestas a 7.200 internautas bancarizados de España, Italia, Portugal, Reino Unido y Latinoamérica.

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Según explica José Sales, Responsable de Desarrollo de Negocios en Minsait Payments en Chile, “a partir de 2020, la pandemia multiplicó el ritmo de crecimiento de los pagos digitales. Su uso se ha generalizado entre las generaciones más jóvenes, pero es también común entre casi la mitad de la población. Ahora son los comercios y establecimientos los que tienen que correr, porque no todos han adaptado sus medios de pago al comportamiento del comprador/pagador. Y esto puede tener un efecto disuasorio en el momento de la compra”.

Dada su aceptación por prácticamente todos los establecimientos, el uso de la tarjeta continúa siendo muy extensivo: el 98% de los chilenos posee una tarjeta de débito, seguido del 65% que posee una tarjeta de crédito y el 48% de prepago, que continúa su senda de crecimiento (30% en 2020). El dato novedoso es que, en Chile, el 46% de las tarjetas son virtuales, superando en doce puntos porcentuales la media latinoamericana (34%).

Mientras las tarjetas consolidan su liderazgo, las billeteras digitales o soluciones de pago móvil ganan tracción conforme se generaliza el pago contactless en comercio físico y crece la modalidad de pago a través de las apps. En la actualidad, el 50% de los chilenos ha pagado con la modalidad de pago vía APP, seguido del pago con QR (39%) y el 19% ya ha pagado acercando el dispositivo al terminal de cobro como si fuera tarjeta.  A cinco años vista, más de la mitad de los agentes de la industria encuestados considera que el pago móvil será el preferido de los consumidores a la hora de realizar sus pagos cotidianos.

El contexto del gasto en Chile tiene una importancia decisiva en la elección del medio de pago preferido: la tarjeta de débito es la opción preferida para pagos presenciales por el 46% de los bancarizados en contraste con el 12% que declara su preferencia por el efectivo. Pese a ello, el 76% de los chilenos sigue utilizando el efectivo semanalmente, que encuentra espacios en los que aún está bien posicionado, como en compras de pequeño importe en comercios (40%), en gastos compartidos (33%), en compras a particulares (40%) y en transporte y movilidad (41%).

En el entorno online, la relevancia de la tarjeta de débito física como medio de pago online favorito rivaliza con las transferencias, mientras que modalidades de pago emergentes, como BNPL (buy now, pay later) o las criptomonedas, apenas son el medio de pago preferido para una minoría.

Por su parte, el entorno de pagos recurrentes y periódicos –suscripciones, recibos y facturas, impuestos y tasas, y envío de remesas– se sigue haciendo desde cuenta corriente.

El estudio destaca además la importancia de la adopción de las transferencias inmediatas en Chile, aquellas que permiten enviar o recibir dinero entre particulares en cualquier momento y en cuestión de segundos, así como pagar en determinados comercios. El 63% de los chilenos ya ha utilizado apps para la recepción y envío de dinero entre particulares (amigos, familiares, conocidos, etc), seguido del 51% para pagos en comercio online y el 34% para pagos presenciales por productos o servicios. Su uso irá aumentando a medida que se vaya incorporando cohortes de población joven: entre los menores de 35 años, el porcentaje de los que prefieren pagar por aplicaciones de transferencias inmediatas prácticamente triplica al de los mayores de 55 años.

La tarjeta se consolida en las transacciones más innovadoras

Una de las tendencias destacadas este año es cómo la tarjeta se consolida en las transacciones más innovadoras. El 60% de los agentes de la industria encuestados en el Informe de Minsait Payments coincide en que la oportunidad de crecimiento de los pagos con tarjeta se verá impulsada por neobancos y banca digital, que buscan dar soluciones a problemas específicos de los usuarios con el objetivo de mejorar su experiencia. Un ejemplo podría ser el de los viajeros que buscan transparencia en las tasas de intercambio o tarjetas multidivisa.

Este crecimiento se verá reforzado por las plataformas de comercio electrónico y los marketplaces, con casos de uso como la emisión instantánea y a escala de tarjetas virtuales para el pago de múltiples proveedores y comercios asociados.

Otro impulso a las tarjetas vendrá de aquellas que permiten a los receptores de remesas acceder a su dinero de forma instantánea, pudiendo retirar efectivo en cajeros o realizar compras en comercios. También crecerán las tarjetas virtuales de un solo uso en modalidad Buy Now, Pay Later (BNPL), que permiten aplazar o fraccionar las compras.

Por el contrario, los pagos con tarjetas vinculadas a criptomonedas aún constituyen un fenómeno de bajo impacto.

Los neobancos continúan su expansión, pero los bancos continúan siendo la referencia

En un contexto de multiplicidad de soluciones financieras y pagos digitales, el estudio destaca el auge de las fintech. Chile es uno de los países que más incremento presentó en el uso de las billeteras y agregadores, convirtiéndose en el país que utiliza los pagos a través de los dispositivos móviles de forma más pareja. Las aplicaciones de pago in-app, las de neobancos y banca digital, junto con las de planificación financiera y presupuestaria, son las más utilizadas.

No obstante, los bancos tradicionales mantienen su situación de predominio: el 91% los elige como primera opción a la hora de contratar nuevos servicios o productos financieros y de pago, contrastando con el mayor dinamismo de otros países latinoamericanos como Brasil (56%) y Colombia (66%), con una propensión mayor hacia los neobancos.

Uno de los productos financieros que más crece es el de las herramientas de agregación financiera, especialmente interesante en un país en el que crece la multibancarización con casi siete de cada diez bancarizados con productos y/o servicios financieros contratados con dos o más entidades.

El beneficio que actuaría como principal driver para que las personas “multicuenta” compartan el estado de sus cuentas bancarias con otras entidades distintas a su banco es poder eliminar comisiones y gasto de gestión (51%), seguido de cerca por la posibilidad de obtener una mejor financiación de sus compras (48%) o la mejora del rating crediticio (43%).

Por otra parte, el informe destaca que la próxima ola de digitalización impactará en los nuevos flujos de pago, permitiendo que el acceso a productos y servicios financieros se extienda entre empresas, consumidores y administraciones públicas. Según el informe de Minsait Payments, el peso de la innovación pasará de los consumidores a las empresas en la próxima década. Los expertos coinciden en que en todos los espacios donde se producen transacciones de pagos, especialmente en aquellos nuevos flujos de pago en entornos B2B (pagos entre empresas) o de las Administraciones públicas, hay un recorrido gigantesco, y en ambos sentidos: nuevas formas de pagar y de cobrar.

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