La convicción de que la inteligencia de la naturaleza es insuperable llevó a los expertos en cosmética de la firma a investigar a profundidad las propiedades de esta flor, estableciendo sus campos y un laboratorio de investigación en Gaujacq, en la región de Aquitania.
Las moléculas de esta planta fueron extraídas, analizadas, filtradas y concentradas para poner todas sus propiedades fitoquímicas al servicio de nuevas fórmulas –aptas para todo tipo de pieles– que materializan una aproximación innovadora, global y sustentable de la belleza.
Conformada por productos para el cuidado de la piel, el maquillaje y una fragancia, No 1 de Chanel fue concebida para brindar un efecto antiedad que mantenga la vitalidad de la piel, pero también para reducir al máximo su huella ambiental. Por tal motivo, además de contener hasta un 97% de productos de origen natural, todos los empaques fueron diseñados para ser amigables con el planeta.
Esto se traduce en un menor peso, en el uso de materiales reciclados para su fabricación, en el hecho de ser rellenables o reciclables en algunos casos, en la incorporación de tintas orgánicas para imprimir las cajas y la eliminación de folletos de papel como parte de un compromiso que va más allá de la belleza y que apuesta por un enfoque corresponsable.