- La diseñadora, miembro del clan al frente de la firma, es la referencia principal de Kim jones en una apuesta utilitaria con un punto de trasgresión
Según publica vogue.es A veces, el punto de partida para una colección puede ser incluso tan sencillo como un color. En el caso de Fendi, se trata de dos: el marrón y el azul con el que Kim Jones articula todo un desfile de otoño invierno 2023-24 que tiene a Delfina Delettrez como principal referencia de la temporada. “El primer día que Delfina entró a trabajar iba vestida de azul y marrón, y pensé que le quedaba genial», sostiene el director creativo. «Hay una elegancia, pero también una perversidad en la forma en la que ella le da la vuelta a Fendi, y eso es lo que me encanta”, cavila al respecto de la diseñadora, hija de la propia Silvia Venturini.
Como una de las herederas de esta casa que se remonta cuatro generaciones, Delettrez se formó al abrigo de los códigos y el legado de la compañía, un hecho con el que actualiza hoy Jones las propias propuestas de Fendi. Es recurrir al archivo, pero desde una perspectiva renovada, como demuestra Delettrez en su propio estilo. Podemos encontrar, por ejemplo, motivos procedentes de la colección de otoño invierno 1996 de la marca o dibujos de comienzos de los años 80 de Karl Lagerfeld, que se traducen sobre intarsia y prendas de punto.
La colección es un juego de fusión entre los códigos de trabajo tradicionalmente masculinos y femeninos. Por un lado, se traduce en ejercicios de estilismos utilitarios que mezclan ambos universos: looks en los que el creativo superpone pantalones de sastre bajo minifaldas plisadas del mismo tejido, o que combina con esponjosos jerséis de punto para mostrar los hombros de forma sugerente. Pero también encontramos ciertas hibridaciones. Por ejemplo, un aparente mono de trabajo que termina en una falda midi de tablas, un chaleco de sastre que incluye mangas tipo could-shoulders o vestidos camiseros que emulan un slip dress. «Es deconstruído, pero lujoso. Hay un pequeño guiño al punk y a mi admiración por el bricolaje, pero con un toque chic», añade Jones. El cuero, presente en prendas como las faldas de cuero, es un gesto de sutil fetichismo gracias a las botas altas de cordones hasta el muslo.
El vestido es uno de los (lógicos) protagonistas del desfile, que se declina en diferentes diseños de punto que van del cuello al tipo polo, con transparencias, que se visten por encima de camisetas a tono. La escala de color del desfile va evolucionando desde los tonos neutros como el gris piedra, el beige o el azul marino (que contrasta con esa pincelada de azul celeste) a los cálidos, que culminan en el rojo y el rosa. Al material también le da una vuelta de tuerca, como los vestidos lenceros que sustituyen el satén por el punto, con estilizadas bufandas a juego en looks de aire setentero,
El bolso, una de las estrellas de la casa italiana, también ocupa un puesto de honor en la colección de otoño. Al universo particular de Fendi capitaneado por el icónico Baguette le han añadido otro diseño, el Multi, con el que crece la familia de accesorios. Su nombre hace gala de su versatilidad, ya que ha sido ideado para convertirse en dos siluetas diferentes. «Creo que lo más bonito es el movimiento del bolso, que puede ser dos cosas en una», reflexiona Silvia Venturini. La diseñadora es muy afín a aplicar cierta dualidad a este complemento: si ya hizo del Baguette un bolso tan práctico como placentero, en esta ocasión lleva al Multi a la idea de hacer pasar por sencillo algo que no lo es. Ese mismo rasgo también define a C’mon, otro de los diseños más novedosos de la casa: «La idea era crear piezas que fueran muy puras para que encajaran con la sofisticación de la colección», afirma. En cuanto a las joyas, creadas por la propia Delfina Delettrez, evocan esa misma intención: «Quería explorar la pureza de la doble F, que se cierra en la oreja», ha comentado la diseñadora al respecto.
