Atelier Holgur lanza un reloj de buceo

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Atelier Holgur, la marca de relojes con sede en Singapur, acaba de lanzar un reloj de buceo con factura suiza que hará las delicias de los más clásicos.

La idea partió de Matthew De Bakker, un aficionado a la inmersión marina con residencia en Singapur, y de su socio danés Asbjørn Simonen-Andersen, cuyo abuelo, Holgur, era relojero en Dinamarca (de ahí el nombre de la enseña). Ambos se conocieron en el colegio al que asistían en Francia, y tras años de desconexión se volvieron a unir en este proyecto.

Para estrenarse en la industria relojera, De Bakker y Simonen-Andersen han alumbrado el reloj Frømand (palabra danesa que significa hombre rana), y lo han limitado a un centenar de piezas, porque arrancar con una producción baja es lo habitual para una marca debutante e independiente. Lo que es más elevado es su precio: 9.850 francos suizos (unos 10.300 euros) más impuestos. Veamos por qué.


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En primer lugar, por su movimiento, mecánico automático y esqueletizado en gran parte, que se carga de energía con un microrrotor. Se trata del Calibre ASE 200.00, ejecutado por la firma helvética especialista en movimientos de alta gama Schwarz Etienne, que ha añadido superficies de puente pulidas con chorro de arena y biseles pulidos a mano. Su reserva de marcha es muy considerable: 86 horas, aproximadamente.

Por fuera resulta atractivo. Sus responsables consideran con acierto que no todos los que compran relojes de buceo son exploradores marinos, así que este Frømand está pensado también para la oficina.

Presenta una caja angulosa de 40 mm de diámetro y 13,5 mm de grosor fabricada en titanio de grado 5 (por lo que presumimos su ligereza), con elementos pulidos y microgranallados alternativamente, si bien es sobre todo mate. Tiene forma de tonel, y unas piezas imperceptibles fijas a las asas para afianzar la correa, que rodea esas barras integradas. Esta solución poco común no impide que el fondo de la caja muestre el calibre a través de un cristal de zafiro.

Su esfera es muy legible, que es lo que se le pide a este tipo de relojes, y sencilla, con un contraste de negro y blanco que no pasa de moda. La superficie emula el efecto ‘disco de vinilo’, con sus círculos concéntricos, un patrón que se emplea también en el segundero de las 6 h para aportar profundidad.

Por supuesto, cumple con las exigencias de un reloj herramienta destinado al mar: es resistente al agua hasta 300 metros, posee protectores que protegen la corona atornillada, en sus agujas se ha incrustado un fragmento 3D de Super-LumiNova, un material luminiscente, y el bisel unidireccional también está completamente iluminado.

El Frømand se entrega con dos correas: una negra de uso diario con cierre de velcro y otra verde azulada de buceo, ambas procedentes de plásticos del océano reciclados. Ahora bien, ¿te dejarías ese dinero en una marca que nadie conoce? ¿O apoyarías a profesionales creativos que tienen algo que decir con piezas de las que solo unos pocos pueden presumir por su escasez en el mercado? He ahí la cuestión.

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