El Museo de Mazda se encuentra en Hiroshima, ciudad que vio nacer esta marca, pero también, resurgir de sus cenizas tras la bomba atómica lanzada sobre esta ciudad japonesa en la Segunda Guerra Mundial. Si tienes la oportunidad, no te pierdas la visita a este espectacular museo.
Pero somos conscientes de que la distancia, y, por lo tanto, el coste del viaje, es grande. Por eso te invitamos a deleitarte con un museo que esconde multitud de coches Mazda de todas las generaciones, y que se encuentra mucho más cerca, en Augsburgo, a tan solo 50 minutos en coche desde Múnich.
Sí, así es. Un museo de vehículos Mazda, privado, apoyado por la división alemana del fabricante y en Europa. Y todo ello gracias a Walter Frey, un coleccionista de clásicos que en 1971 comenzó con una concesión de la firma oriental y que nueve años después adquirió el coche de sus sueños: Mazda Cosmo Sport. Poco tiempo después, el primer automóvil de producción de la Historia con motor rotativo estaría acompañado por otros vehículos de la compañía nipona –¿Sabes lo qué es un motor rotativo y cómo funciona?-.
Hemos tenido la fortuna de poder visitarlo coincidiendo con la presentación y la prueba del Mazda MX-30 e-skyactiv REV, la versión híbrida enchufable que 10 años después rescata este tipo de propulsor tan característico. Y sus hijos han sido los perfectos anfitriones que nos han ayudado a conocer los tesoros de enorme valor, tanto económico como histórico y sentimental, que esconde este antiguo depósito del tranvía de la ciudad, un edificio que data de 1897.
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Por cierto, no te pierdas nuestras pruebas de coches clásicos.
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