Opinión: Dark stores, dark kitchens

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Crear una tienda que no acepta clientes y en la que no se puede comprar nada puede parecer una idea descabellada. Entonces, ¿por qué se está convirtiendo esta fórmula en tendencia?

No es ningún secreto que en la carrera por liderar el e-commerce, las empresas se están encontrando con clientes cada vez más exigentes que buscan entregas más rápidas y frecuentes. Es más, el 75% de los consumidores están dispuestos a gastar más si están satisfechos con los servicios de entregas. Pero, aunque esto pueda parecer una buena noticia, los datos demuestran que, en algunas ocasiones, los modelos actuales no están siendo rentables. Muchas empresas y pequeños negocios están absorbiendo una parte del costo de las entregas de «última milla», como se le conoce en el medio de la venta.


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Las dark stores nacieron en Reino Unido como una respuesta de los comercios online (principalmente supermercados) a esta problemática que generan las nuevas tendencias de consumo. Estos espacios funcionan como almacenes de operaciones para preparar pedidos que llegan exclusivamente desde la tienda online, o como punto de entrega para aquellos comercios que ofrezcan click and collect.

Pero el retail no es el único sector que está reconvirtiendo sus tiendas menos rentables o creando nuevos espacios para añadir valor a su estrategia. El ámbito restaurantero también se ha sumado a esta tendencia con las conocidas como dark kitchens o ´cocinas fantasma´. Hablamos de restaurantes a los que únicamente pueden acceder los cocineros y los repartidores y que se dedican exclusivamente a la elaboración de alimentos para la venta a domicilio.

Este sistema, además de mejorar la eficiencia y evitar la saturación en sus locales abiertos al público con los pedidos a domicilio, permiten a las marcas expandirse en zonas que antes no tenían cubiertas. A esto hay que sumarle que no son necesarios los recursos que requieren los locales convencionales para prestar servicio a los clientes en físico.

Estas nuevas formas de vender empujaran a muchas industrias como la de la construcción, del urbanismo, o de gobiernos municipales o estatales; ya que es una realidad que los modelos de distribución urbana actuales no son sostenibles ni contemporáneos.   En una época en la que los responsables del urbanismo intentan limitar el uso del coche privado por cuestiones de movibilidad y ecología; inundar la ciudad con motonetas de reparto o pequeñas unidades eléctricas no es una solución viable. Así es que tenemos enfrente mucho trabajo que hacer dentro de muchos ámbitos.

Las dark stores se presentan como una herramienta para poder asumir el aumento del comercio electrónico que se espera durante la próxima década. Y supone a su vez una oportunidad para muchos inversores. Los locales comerciales se adaptarán a las nuevas necesidades de la demanda tras el Covid-19.

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