Los gobiernos de todo el mundo están realizando importantes esfuerzos para mitigar el impacto del cambio climático. El Acuerdo de París de 2015 proporciona el marco internacional general para limitar el calentamiento futuro a no más de dos grados Celsius por encima de la media preindustrial y la OCDE estima que se necesitarán 6,9 billones de dólares anuales hasta el año 2030 para cumplir con la meta. Los presupuestos gubernamentales se quedan cortos para financiar los cambios necesarios. Ante esto, el financiamiento privado y los bancos deben facilitar y salvaguardar esta transición y los bancos se enfrentan a importantes riesgos financieros y no financieros tanto del propio el cambio climático en sí mismo (riesgos físicos) y las medidas de mitigación asociadas (riesgos de transición).
En ese contexto, de acuerdo con un nuevo estudio de Accenture, el impacto financiero de las oportunidades y riesgos relacionados con el cambio climático se estima en 2 billones de dólares para los servicios financieros. Esto replantearía los parámetros de las taxonomías de riesgo existentes que rigen la forma en que las instituciones financieras evalúan y gestionan los riesgos, es decir, lo que se considera riesgo de crédito, de mercado y operativo.
Gestionar los riesgos del cambio climático eficazmente debe ser una parte integral de los esfuerzos de los bancos para fortalecer el rendimiento ajustado al riesgo. Para ello es necesario que incorporen las consideraciones en las responsabilidades de los altos directivos y en la planificación estratégica de forma explícita. Esto comienza con el establecimiento de un proceso de gobernanza para aprobar la inclusión o exclusión de los riesgos climáticos en su marco de gestión de riesgos existente. Los reguladores financieros y los bancos centrales están exigiendo a las instituciones financieras que demuestren que están gestionando eficazmente los riesgos de crédito, de mercado, operacionales y de otro tipo. También se está presionando a las empresas financieras para que mejoren la información sobre los riesgos climáticos, no sólo al regulador, sino también al mercado en general. Una mayor divulgación y transparencia son herramientas reguladoras clave para impulsar el cambio hacia un sistema financiero más sostenible.
Los riesgos relacionados con el clima son multifacéticos y dinámicos y para que los bancos puedan responder eficazmente requiere una mayor sofisticación y disponibilidad de datos sobre el riesgo climático. Además, muchos de los riesgos financieros asociados al cambio climático es poco probable que se manifiesten dentro del ciclo de planificación financiera actual de los bancos (que es de unos cuatro años). Y el grado en que los bancos deben tomar medidas inmediatas depende de la exposición de sus balances a los problemas climáticos. Por ejemplo, los riesgos físicos son más relevantes de forma inmediata para los bancos con una alta proporción de productos con un largo plazo de préstamo (por ejemplo, hipotecas), mientras que los riesgos de transición son más importantes para los que tienen una mayor proporción de préstamos comerciales a determinados sectores industriales.
En este contexto, es necesario que los bancos adopten tres medidas clave. Primero, se prevé que el riesgo climático afecte a todos los tipos de riesgo y las consideraciones deben incorporarse en el apetito de riesgo dentro de la taxonomía, en lugar de tener una categoría separada. En segundo lugar, los bancos deben obtener una visión puntual de su exposición a los riesgos climáticos y llevar a cabo un seguimiento periódico para identificar los riesgos relevantes que requieran una gestión activa. Finalmente, es necesario desarrollar datos y herramientas analíticas proporcionales a la exposición, y apoyar la gestión activa de riesgos y análisis de escenarios. Así también, es fundamental que incorporen las consideraciones sobre el cambio climático en la innovación de productos, la gestión del capital, la planificación y las transacciones estratégicas.
La sustentabilidad ha adquirido hoy más relevancia que nunca. De acuerdo con un estudio reciente de Accenture, 64% de los chilenos espera hoy que las empresas diseñen productos y servicios que protejan al planeta. Entonces, el momento de avanzar es ahora.
