Mariano Pontnau: Resiliencia Financiera

Por Mariano Pontnau, CEO de Superdigital Argentina

En América Latina, y principalmente en Argentina, tenemos gran capacidad de adaptación.  Ante un escenario complejo, apelamos a la creatividad y buscamos la forma de salir adelante sin desesperarnos, con agilidad y con ideas innovadoras.  Hemos adquirido la gimnasia de superar las dificultades.  Somos “resilientes”; siempre podemos recuperarnos.


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Algunos datos sobre el contexto que afrontamos en 2020 a causa de la pandemia:

  • La economía mundial se retrajo un 4,3 % (aproximadamente 2,5 veces más que en 2009), una contracción económica importante.
  • El PIB regional disminuyó cerca del 8 % en 2020 debido a los confinamientos, la disminución de las exportaciones y la caída de las actividades económicas provocada por la baja del sector turístico.  Argentina, Perú, Panamá, así como todas las economías del Caribe que dependen del turismo, se han visto fuertemente afectadas, con recesiones del PIB de hasta dos cifras.
  • El último informe de las Naciones Unidas (enero 2022) en 2021 hubo un periodo de recuperación económica mundial con un crecimiento del 5,5% y se prevé un crecimiento del 4% en 2022 y del 3,5% en 2023.

Para los argentinos es fundamental tener capacidad de resiliencia financiera: superar crisis o pérdidas de dinero, adaptarse positivamente ante eventos inesperados y superarlos.

Pequeños cambios cotidianos pueden convertirse en grandes diferencias y tener impacto positivo sobre nuestras finanzas.  Una vida financiera sana significa mantener equilibrio entre lo que entra y lo que sale, obtener un balance favorable.  La capacidad de resiliencia financiera nos permite superar las circunstancias externas que no podemos controlar y ponen en jaque nuestra estructura financiera.

Qué debemos evaluar para ser resilientes en cuestiones de finanzas:

  • Cómo adquirimos nuestros ingresos.
  • Cómo los gastamos.
  • Cómo ahorramos.

Si tenemos un plan claro, podremos elegir los instrumentos, productos y servicios financieros que vayan acordes con nuestros hábitos, necesidades, intereses y comportamientos, de modo que nos encaminen hacia la mejor calidad de vida que buscamos.

La resiliencia financiera se logra a partir de buenos hábitos financieros como:

  1. Planificar los gastos. Pensar fríamente, no dejarse llevar por emociones e impulsos.  Conocemos nuestros ingresos y cuáles son los egresos que debemos afrontar.  Aunque parezca que hay una excelente oferta, una oportunidad de gasto ideal, o una inversión muy atractiva, si no estaba planificado, no gastar.  Analizar si existe la posibilidad de disminuir -o eliminar- algún gasto que no sea esencial en nuestra vida cotidiana.
  2. Plantear objetivos alcanzables. Siempre podemos soñar, pero los objetivos financieros siempre deben ser realistas, esto lleva a aprovechar mejor los recursos de que uno dispone para cumplir esos objetivos.
  3. Ahorrar. Prepararse para las épocas de “vacas flacas” cuando hay “vacas gordas”.  Armar un “colchón financiero” para afrontar momentos más desafiantes.  Si surge un ingreso inesperado, pasarlo al casillero de “ahorro”.  El ahorro es clave para tener recursos financieros disponibles ante un escenario más complejo.
  4. No procrastinar. Si aparece una dificultad, no posponer la solución, enfrentarla rápidamente para resolverla lo antes posible y, así, volver al equilibrio financiero.
  1. Capacitarse en finanzas personales.  Buscar asesoramiento profesional para una mejor planificación de gastos en función de los ingresos regulares.  Entender cómo funcionan las finanzas ayuda a ordenar y gestionar los recursos, y a anticiparse en caso de alguna crisis.  Internet facilita el acceso a casos de éxito, a conocer el testimonio de quienes pudieron superarse aun en momentos financieros críticos.

Existen soluciones de finanzas digitales que están al alcance de la mano -“a un click”, en una app que se baja al celular-, que nos permiten organizar nuestras finanzas y planificar nuestro horizonte financiero.  La planificación favorece la disminución de compras impulsivas y sorpresivas, los gastos se vuelven más racionales y se promueve el ahorro.

La estabilidad financiera es un factor esencial para el progreso de las personas y de la sociedad.  Las buenas prácticas financieras se aprenden. Es posible tener finanzas sustentables.  El primer paso es tomar consciencia sobre los ingresos y los egresos, entender que éstos no pueden superar a aquéllos para lograr un entorno saludable; el segundo, educarnos sobre prácticas básicas que ayudan a una mejor calidad de vida financiera.

 

Para más información consultar:  www.superdigital.com.ar

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