Las 40 horas y la industria del ocio

las tinajas, restaurantes

Un próximo tema interesante, a propósito de la Ley de las 40 horas, es evaluar algunos efectos (no intencionados) sobre industrias específicas, por ejemplo, la industria del ocio.

Por Pavel Gómez, académico investigador Facultad de Economía y Negocio U. Finis Terrae


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Los primeros días de abril, el Congreso de Chile aprobó reducir la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales. Es natural que decisiones políticas de este tipo sean controversiales, ya que implican una tensión entre objetivos encontrados, entre efectos deseables e indeseables. 

Las 40 horas y la industria del ocio

Algunas investigaciones apuntan a efectos positivos en el bienestar y salud mental de los trabajadores, así como un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal de las personas. En el otro lado de la balanza podemos identificar algunos efectos indeseados. Reducir la jornada impacta los costos de empresas en sectores de alta demanda y servicios esenciales, que requieren operar más de 40 horas por semana. Para estas, la reducción trae mayores costos laborales vinculados con contrataciones adicionales o pago de horas extra. Por ello, es importante la letra chica de estas leyes: detalles y provisiones para permitir la adaptación de las empresas más vulnerables.

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Una buena noticia, en este sentido, fue la mayoría parlamentaria lograda en la aprobación de esta Ley en la Cámara de Diputados: 127 votos a favor, 14 en contra, y tres abstenciones. La mayoría aprobatoria de más del 80%, que sin duda rebasa los límites de las coaliciones políticas rivales, supone un trabajo valioso en esta «letra chica» y en las provisiones de adaptación y minimización de daños.

Esta mayoría aprobatoria es señal de que habría un buen balance entre los beneficios sociales de la reducción horaria, y los costos de los jugadores más vulnerables. Un próximo tema interesante es evaluar algunos efectos (no intencionados) sobre industrias específicas. Por ejemplo, la industria del ocio.

Pensemos en todas las cosas que pueden hacerse en lugar de trabajar o dormir. Deportes, lectura, cine y TV, videojuegos, eventos culturales, gastronomía. La investigación económica nos dice que, con menos horas de trabajo, las personas consumirán más ocio. Las personas con menores restricciones de ingreso consumirán más en gimnasios, restaurantes, librerías, cines o canchas de pádel. Las personas con mayores restricciones de ingreso consumirán más juegos de video, tiempo con la familia o caminatas en un parque. También podrían elegir ganar dinero extra trabajando en plataformas como Uber o Cornershop.

Los ganadores de la reforma no serán sólo las personas con más tiempo libre. Como hemos visto, también ganan los restaurantes, gimnasios, salones de belleza y peluquerías, restaurantes, canchas de pádel u otros deportes y servicios de transporte asociados con este mayor consumo de ocio. También se venderán más alimentos y bebidas a quienes decidan invertir tiempo y recursos en entretención familiar. Quizá esto explique que las buenas noticias pesarán más que las malas, y así se alcanzará una transversal súper mayoría parlamentaria.  

 

Sobre el autor:

Pavel Gómez es académico investigador de la Facultad de Economía y Negocios de la U. Finis Terrae. Economista. Experto en evaluación de conflictos socio-ambientales, análisis de stakeholders y estrategias de construcción de legitimidad. Combina la docencia, la consultoría y la escritura sobre Teoría de Juegos, Microeconomía y Análisis del entorno Socio-político de las empresas.

Sus intereses se orientan hacia cuáles instituciones pueden generar legitimidad para el capitalismo de mercado y cuáles crean bombas de tiempo, que eventualmente desembocan en regímenes populistas y en reducción de las libertades democráticas.     

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