Inteligencia artificial, marketing y sustentabilidad: ¿el camino hacia decisiones más conscientes?

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Imaginemos el siguiente comando para Chat GTP u otra aplicación de inteligencia artificial: 
«Elabora una lista de marcas de abarrotes…»

Por Daniel Vercelli Baladrón, cofundador y Managing Partner de Manuia


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Imaginemos el siguiente comando para Chat GTP u otra aplicación de inteligencia artificial:
“Elabora una lista de marcas de abarrotes, bebidas, artículos de aseo e higiene, alimentos
frescos y lácteos con la menor huella de carbono y de agua en su producción, empacados
sólo en envases reciclables y producidos por empresas con certificación de producción sin
uso de animales y con equidad salarial entre hombres y mujeres, que estén disponibles en
tiendas físicas o digitales con despacho a domicilio en un radio de 10km de mi ubicación
actual. Luego calcula el costo de comprar las cantidades para un mes de consumo de esos
productos considerando una familia de 2 adultos y 3 niños, y haz un pedido online a la o las
tiendas que minimicen ese costo como conjunto, cargando la compra a mi tarjeta de
crédito”.

Inteligencia artificial, marketing y sustentabilidad

Hace unos 4 años escribí en una columna para Icare sobre algoritmos y marketing,
planteando en esa época que se aproximaba el día en que la tecnología haría las compras
rutinarias por nosotros, ya sea gracias a que habrían entendido nuestros patrones de
consumo y preferencias, o porque habilitaríamos a nuestros asistentes virtuales (Siri, Alexa, Google) algo de cupo en nuestras tarjetas de crédito y el poder para realizar transacciones en nuestro nombre.

Vea también: El amor y curiosidad de la Generación Z por los Baby Boomers

Eso significaría que llegaría el momento en que los marketeros deberían empezar a entender los algoritmos, “hackear” (o “crackear”) la lógica de decisiones implícita en ellos y hacer marketing para máquinas en vez de humanos. Me referí a eso, pensando que tendrían que buscar posicionar sus marcas como “top of algorithm” en lugar
de “top of mind”.

Cuatro años después de esa columna, avances tecnológicos mediante (incluido un boom
sobre el metaverso que muchos parecen haber olvidado en favor del Chat GPT, boom que
también comenté en otra columna), parece que no sólo esa realidad está más cerca que
nunca, sino también que el ejemplo que encabeza esta columna es algo que en cosa de
días podría llegar a ser posible, lo que representa una nueva oportunidad para
consumidores y marketeros.

¿Cuál sería esa oportunidad?

Para los consumidores, poder convertir en realidad algo que ya muchos de ellos declaran
pero no necesariamente concretan: la disposición y deseo de consumir productos y marcas
más sustentables (por la naturaleza de sus empaques, los impactos en el clima y uso de
recursos naturales, etc).

De hecho, según un estudio reciente realizado por Nielsen Global Survey, el 68% de los consumidores están dispuestos a pagar más por productos de marcas que demuestren valores sociales como la responsabilidad por el medio ambiente, sin embargo esa disposición no necesariamente tiene un correlato exacto aún con las ventas.

Y es que, seamos honestos, declarar que queremos consumir de una forma distinta
es una cosa, pero hacer la búsqueda de los productos que se alinean a ese deseo,
encontrarlos y pagarlos es una cosa distinta que requiere tiempo, energía y esfuerzo, algo
que desde la Inteligencia Artificial se podría resolver.

¿Cuál sería la oportunidad para los marketeros entonces?

Construir un set de atributos (genuinos y comprobables) para sus productos, servicios y marcas que sintonicen con esas preferencias y aspiraciones de los consumidores, construyendo una ventaja competitiva a través de la incorporación de esos atributos al set de variables e información que herramientas como Chat GPT u otra aplicación podrían usar para recomendar marcas, o eventualmente, comprar en nombre del usuario que la programe con sus preferencias y criterios de compra (o quien escriba un comando como el del encabezado).

Si capturáramos esas dos oportunidades, quizás la inteligencia artificial, sin que haya sido
creada con ese fin, nos ayude a todos a alinear nuestras decisiones de consumo y de
desarrollo de productos y marcas a una ruta más sostenible.

O en otras palabras, puede darse la paradoja de que la Inteligencia Artificial sea lo que nos ayude a tener comportamientos más conscientes.

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