Los miles de colombianos que hoy se ganan la vida en esas plataformas digitales necesitan un marco más estable para su actividad.
El pasado fin de semana varios medios de comunicación recogieron una noticia muy peculiar. El concejal de Manizales Julián Osorio, del partido Centro Democrático y con nexos con el gremio de taxistas, publicó un video donde engaña a un conductor de la plataforma InDriver, Carlos Gutiérrez, y lo lleva a un retén de la Policía donde lo denuncia. El conductor fue multado, el carro fue retenido y perdió su manera de ganarse la vida.
Más allá de la generosidad que muchos internautas han mostrado con la víctima de esta trampa y de la defensa del concejal de estar denunciando una actividad ilegal, está la larga discusión sobre la regularización del trabajo que generan estas plataformas y aplicaciones de transporte en las ciudades. Durante la pandemia, en medio del confinamiento, aplicaciones de domicilios y entregas fueron cruciales para muchas familias tanto de repartidores, que ganaron un sustento, como de usuarios, que pudieron quedarse en casa.
Hace ya tiempo estudios como el de Fedesarrollo calcularon los aportes y los beneficios que generaban estas plataformas. De acuerdo a este informe, estas aplicaciones digitales contribuían con alrededor de 0,2 por ciento del Producto Interno Bruto. No obstante, los años pasan y pasan y la situación no solo de estos servicios sino también de los trabajadores de las apps sigue sin definirse ni aclararse, como lo refleja el caso de Manizales.
El Gobierno, comprometido con la transformación digital en múltiples frentes, desafortunadamente no logró la aprobación de los distintos proyectos para regular esta situación, incluso los aspectos de la seguridad social. Los miles de colombianos que hoy se ganan la vida en esas plataformas digitales necesitan un marco más estable para su actividad.
[email protected]
Twitter: @pachomiranda
