Desregulación farmacéutica en Argentina: Idas y vueltas, pros y contras de un tema que avanza silenciosamente

Guillermo D'Andrea, Co-Founder at Retail Radar

«Desregulación farmacéutica en Argentina: Idas y vueltas, pros y contras de un tema que avanza silenciosamente», es el tema que nos propone Guillermo D’Andrea, experto en Retail y Marketing, Cofundador de Retail Radar Group y Profesor en IAE Business School.

La desregulación de las farmacias en Argentina es un tema de más de veinte años de discusión, y naturalmente presenta pros y contras según los interesados directos: farmacéuticos, laboratorios, obras sociales y pacientes.


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Comenzando por los pacientes, la desregulación permitiría la entrada de más farmacias al mercado, lo que aumentaría la competencia y podría llevar a una mejora en los precios y la calidad de los productos y servicios farmacéuticos. Desde que en 1997 se inauguró Farmacity, el caso más resonante de cadenas que opera 300 farmacias, el sector ha evolucionado fuertemente, y se observa en distintas zonas del país la existencia de cadenas más pequeñas, que operan desde unas pocas hasta pasar los 40 locales.

A medida que crecen y compiten, se registran innovaciones que han transformado la forma en que operan y brindan servicios a sus clientes, como la entrega a domicilio o la disponibilidad de productos especializados.. Gradualmente se agregaron nuevos servicios, desde vacunaciones a pruebas de detección de enfermedades, asesoramiento nutricional y programas de control de peso. Muchas farmacias tienen aplicaciones móviles o utilizan el WhatsApp, a través del cual los clientes pueden solicitar y recargar recetas, recibir recordatorios de medicamentos, acceder a información sobre medicamentos y realizar compras en línea. La pandemia impulsó este mecanismo, pero luego se reguló la vuelta al antiguo uso de la entrega presencial de la receta de papel, que es el método pre-digital por el cual se controlan las prescripciones de los médicos con fines comerciales.

Otras innovaciones son la telefarmacia, que permite a los pacientes recibir atención farmacéutica a distancia, a través de videoconsultas y servicios en línea. Esto facilita el acceso a medicamentos y consejos farmacéuticos, especialmente para personas que viven en áreas remotas o tienen dificultades para desplazarse. Hacia adentro, varias cadenas han implementado sistemas automatizados para el manejo y distribución de medicamentos. Estos sistemas utilizan tecnología avanzada para clasificar, almacenar y dispensar los medicamentos de manera eficiente y precisa, reduciendo costos y mejorando el rendimiento del capital operativo, que impulsan el crecimiento y eventualmente precios más competitivos y otras innovaciones como los medicamentos personalizados. Con los avances en la tecnología de impresión en 3D, las farmacias pueden ofrecer medicamentos personalizados adaptados a las necesidades específicas de cada paciente. Esto puede incluir la dosis exacta requerida o la combinación de varios medicamentos en una sola pastilla, algo muy valorado por pacientes que siguen programas de múltiples medicaciones.

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Otro efecto de la desregulación fue la aparición de las parafarmacias, una mezcla de farmacia, perfumería y cuidado personal, y alimentos con un surtido mas cercano a los kioscos. En la misma línea de mayor conveniencia, los supermercados podrán ofrecer medicamentos de venta libre, que tienen alta rotación, y eventualmente abrir farmacias y servicios relacionados como ópticas.

Entre las desventajas que habrá que cuidar figuran una potencial desigualdad en el acceso, Aunque más farmacias podrían abrir, es posible que se concentren en áreas urbanas y no en zonas rurales o de bajos recursos, lo que podría aumentar la desigualdad en el acceso a medicamentos. Las autoridades deberán acentuar la supervisión, ya que la desregulación podría resultar en una disminución en la calidad y seguridad de los medicamentos.

Asimismo, podría habilitar una mayor influencia de la industria farmacéutica en la venta de medicamentos, lo que podría llevar a prácticas comerciales desfavorables para los consumidores, priorizando el beneficio económico sobre la salud y el bienestar de los pacientes. Lo industria puede promover el uso de medicamentos más costosos o innecesarios, con el objetivo de aumentar las ganancias. Esto podría llevar a que los pacientes reciban tratamientos que no son los más adecuados para su condición médica, con potenciales efectos negativos en su salud.

La desregulación deberá atender también potenciales prácticas comerciales desfavorables para los consumidores, como el aumento de los precios de los medicamentos o la promoción excesiva de medicamentos de marca en lugar de genéricos, que suelen ser más económicos.

Es importante tener en cuenta que no todas las empresas farmacéuticas actúan de manera deshonesta o perjudicial para los pacientes, pero la posibilidad de una mayor influencia en la venta de medicamentos plantea preocupaciones legítimas sobre la imparcialidad y la ética en la toma de decisiones relacionadas con la salud de las personas. Por eso la flexibilización y desregulación debe mantener algunas reglas adecuadas y mecanismos de control para garantizar que los pacientes tengan acceso y reciban los medicamentos más apropiados y seguros para su condición médica.

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