De turismo al metaverso

Emily Weiss y Miguel Flecha

Emily Weiss, senior managing director y responsable global de Travel en Accenture y Miguel Flecha, managing director y responsable de Travel de Accenture en Europa

El metaverso -la idea de tener mundos virtuales permanentes y compartidos que puedan ser habitados y explorados con la misma facilidad que en el mundo real- ya está empezando a ser reconocido como el futuro de Internet. Pero ¿qué significa esto para el futuro de los viajes?


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Aún hay muchas dudas sobre qué es realmente el metaverso y cómo va a evolucionar, pero ya podemos ver cómo van surgiendo pilotos en plataformas de juegos como Roblox, e incluso experiencias de realidad aumentada para consumidores y empleados.

Según la encuesta de Accenture, «Technology Trends 2022: Nos vemos en el metaverso” , el 55% de los consultados coincide en que gran parte de sus vidas se está trasladando a los espacios digitales. El 54% señaló estar interesado en comprar entretenimiento virtual como entradas para conciertos, espectáculos o eventos deportivos que tengan lugar en un mundo virtual.

Pero el tema no solo va de consumidor. El metaverso también transformará la comunicación dentro de la empresa, con compañeros de trabajo y socios que van a poder reunirse, conectarse, colaborar y realizar cualquier tarea dentro de espacios virtuales, desde cualquier lugar.

Por supuesto, es importante destacar que este tipo de experiencias no pretenden sustituir los viajes tradicionales, sino complementarlos. Pero ¿cómo responderá el sector a medida que la gente empiece a pasar más tiempo en espacios virtuales, tanto a nivel personal como profesional?

El metaverso tiene un enorme potencial para replantear la forma de dirigir las empresas. Los espacios virtuales pueden ser entornos ideales para la formación y el aprendizaje, permitiendo a los profesionales desarrollar las habilidades que necesitan.

Por ejemplo, la aerolínea holandesa KLM ya ofrece recorridos de realidad virtual por toda su flota de aviones. No sólo está pensado para los clientes, sino que ofrece la ventaja de ayudar al personal de limpieza, por ejemplo, a conocer cada cabina antes de empezar a trabajar.

También existe la posibilidad de que hoteles, aeropuertos y otras empresas turísticas creen digitalmente sus instalaciones en tiempo real a través de gemelos digitales de sus activos físicos. Esto les permitiría supervisar, simular y analizar aspectos como el rendimiento energético, los picos y los descensos de capacidad, etc., de forma mucho más holística de lo que pueden hacer hoy.

Las empresas de viajes también se pueden plantear la posibilidad de ofrecer experiencias de realidad virtual o aumentada. Esto podría incluir, por ejemplo, que los hoteles ofrezcan a los clientes business visitas virtuales a las instalaciones para reuniones y conferencias y que puedan evaluar su idoneidad antes de un evento.

Cualquier cliente podría disfrutar de experiencias turísticas virtuales únicas que reproduzcan lugares del mundo real. National Geographic, por ejemplo, ha hecho posible que los turistas se unan a una expedición virtual a la Antártida utilizando la plataforma Oculus. Y la empresa japonesa DNP ha abierto Kyoto PILUS X, que permite a los usuarios explorar la ciudad de Kioto y experimentar sus tradiciones y atracciones turísticas a través de la realidad virtual.

Hay un mercado potencialmente amplio para este tipo de experiencias. Los estudios de Accenture muestran que el 50% de los consumidores están interesados en comprar algún tipo de experiencia de viaje virtual, ya sea una estancia en un hotel, una visita turística o cualquier otro tipo de servicio relacionado con las aventuras.

Los viajes virtuales fomentan la inclusión. Muchas personas a las que les gustaría viajar no pueden hacerlo, ya sea por motivos de salud, físicos, o económicos. Además, también hay clientes que se preocupan por su huella de carbono y escogen las opciones más respetuosas con el medio ambiente, aunque implique no viajar. Por lo tanto, las experiencias turísticas virtuales pueden abrir el mundo de los viajes a un público mucho más amplio. No, no es lo mismo que estar allí de verdad. Pero el poder de la realidad virtual significa que estos servicios pueden ofrecer diferentes tipos de experiencias de viaje que son igual de atractivas a su manera.

Imagina, por ejemplo, viajar virtualmente para ver las pirámides de Egipto o el Coliseo de Roma. Y no para verlo tal y como es hoy, sino como eran en distintos momentos de la historia, con un guía digital que te proporcione información histórica. Es una perspectiva singular para cualquier viajero, incluso para aquellos que pueden verlo en la realidad.

Incluir esta opción en la planificación del viaje también puede ser interesante. Tener acceso a un entorno virtual en 3D que permita explorar una habitación, hacerse una idea de la distribución y los alrededores de un hotel o ver los asientos de un avión antes de elegir tiene ventajas muy evidentes.

Emirates, por ejemplo, ha lanzado una aplicación de Oculus que permite a los viajeros explorar sus suites de lujo, salas VIP y duchas. La aerolínea planea mejorar el servicio permitiendo a los clientes reservar billetes dentro de la experiencia.

Como muestran los ejemplos anteriores, ya existe un enorme potencial para mejorar el trabajo dentro de las empresas, complementar las experiencias de viaje tradicionales y expandirse a nuevos tipos de cliente en el metaverso. Y la oportunidad no hará más que crecer a medida que la tecnología madure.

Las empresas de viajes deberían empezar a estudiar y considerar cómo las tecnologías inmersivas y la creación de entornos digitales -cada vez más realistas- puede ayudarles a crear una mayor conexión entre el mundo físico y sus clientes.

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