¿Cómo y por qué regular la inteligencia artificial?

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Es incuestionable que la inteligencia artificial (IA) continúa avanzando a pasos agigantados y ni qué decir de la IA generativa (un conjunto de sistemas capaces de generar contenido original y creativo, incluyendo soluciones a problemas específicos).

  • Esta evolución tecnológica impacta, sin duda, el mundo del derecho en temas de privacidad de datos, responsabilidad, relaciones laborales, temas de salud, de propiedad intelectual, manipulación conductual y otros tantos, relacionados con consecuencias de derecho y el respeto y protección a los derechos humanos.

La tecnología es, sin duda, una fuerza que puede utilizarse para el bien de las personas y de las empresas, pero también es cierto que, cuando no se utiliza adecuadamente, puede causar daños considerables.


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Los gobiernos alrededor del mundo, particularmente en Estados Unidos y en Europa, están preocupados y ocupados acerca de la necesidad de educar a las personas acerca de las capacidades y las limitaciones de la IA y de hacer consciencia de situaciones e implicaciones que pueden presentarse en la vida real.

En el plano legislativo, es una tarea actual de los congresos el analizar a fondo de qué manera regular a la IA y poner muros de contención en temas delicados y esenciales antes de que la situación se salga de control. Una tarea nada fácil si consideramos que debe, por una parte, propiciarse y fomentarse la innovación y, por otra, proteger a las personas y su esfera de derechos, en el seno de una carrera de avances tecnológicos que pone a competir a los grandes bloques económicos del mundo.

De salirse de control, la IA puede causar daños severos a las personas y las empresas. Se requiere, en tal virtud, de una regulación adecuada, y en ello están de acuerdo incluso los participantes protagónicos de la industria. Sam Altman, por ejemplo, cofundador y CEO de OpenAI, empresa que produjo ChatGPT, así lo hizo saber recientemente a congresistas norteamericanos, sugiriéndose la obtención de licencias para operar sistemas relevantes de IA y la creación de agencias gubernamentales que vigilen y supervisen la regulación de, y los riesgos inherentes a la IA.

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En temas de regulación específica para IA, hasta el momento, Europa lleva la delantera. El Parlamento Europeo ha trabajado en reglas que establecen nuevos estándares globales aplicables a la IA basadas en la identificación de niveles de riesgo, imponiéndose a las empresas involucradas distintos niveles obligacionales en materia de transparencia, compliance y autorregulación.

Estos estándares han sido materia de algunas críticas al carecer de recursos legales claros para las personas que puedan verse afectadas como resultado de la utilización inadecuada de la IA y al precisar asimismo de herramientas claras tratándose de posibles daños medioambientales que puedan causarse por dicho uso.

Por lo pronto, y dado que la UE ha tomado el liderazgo en la materia, podemos anticipar que la regulación europea se convertirá, por un tiempo, en el estándar que las grandes empresas tecnológicas estén obligadas a adoptar en su operación global, cuando menos en la medida en que sus actividades atraviesen territorio europeo.

Otro tema actual consiste en el trabajo conjunto que se encuentran desarrollando los gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Europea en materia de homologación regulatoria en aspectos fundamentales de protección a la privacidad de datos, particularmente a raíz de la multa impuesta por el Consejo de Protección de Datos Europeo (European Data Protection Board-DPC) a Meta (propietario de Facebook) en la cantidad de €1.2bn por violar reglas de protección de datos europeas al transferir información de ciudadanos de la Unión Europea a servidores en Estados Unidos, con el riesgo de que estos pudieran accederse por agencias gubernamentales de inteligencia y vigilancia en EU creadas con posterioridad al 9/11. El tema no es ajeno al gobierno norteamericano, sumamente preocupado por información de sus ciudadanos en poder de ByteDance, la compañía tecnológica china dueña de TikTok, que pudiera terminar en manos de autoridades del Partido Comunista en China.

Una cosa es clara, las implicaciones legales del uso de la IA son amplias y delicadas y requieren de un análisis profundo y de regulaciones robustas, que fomenten desde luego la inversión y la innovación, pero resguarden los derechos de las personas y garanticen el uso ético, seguro y responsable de estas herramientas.

  • La IA y la tecnología continuarán avanzando en forma vertiginosa. La ley, por su parte, se adaptará a los retos actuales, en una de ésas, apoyada por aquéllas.
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