Neuromarketing: ¿Realmente necesitamos el cerebro para vivir?

¿Se puede vivir sin cerebro? Pese a lo extraño que pueda parecer, la respuesta es “si”. La prestigiosa revista Science publicó un artículo sobre este tema, titulado “¿Es realmente necesario el cerebro?”.

La publicación aborda el hallazgo del doctor John Lorber, un neurólogo británico que trabajó en el Hospital de Niños de Sheffield, además de haber sido profesor de pediatría en la Universidad de Sheffield. Durante su carrera se especializó en trabajos sobre espina bífida.


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Al recibirlo, el doctor notó que la cabeza del alumno era un poco más grande de lo habitual. Con el objetivo de determinar el por qué de esa condición, decidió realizarle un escáner cerebral. Al obtener los resultados, se llevó una gran sorpresa: el chico prácticamente no tenía cerebro.

“Cuando le hicimos un escáner cerebral, vimos que en lugar del grosor normal de 4,5 centímetros del tejido cerebral entre los ventrículos y la superficie cortical, sólo había una fina capa de un milímetro más o menos. Su cráneo estaba lleno principalmente de líquido cefalorraquídeo”, comentó Lorber durante una conferencia de pediatras.
Parte del artículo publicado por ScienceParte del artículo publicado por Science

Patrick Wall, profesor de anatomía en la University College de Londres, indicó que “decenas de relatos similares llenan la literatura médica, y se remontan a mucho tiempo atrás”. No obstante, aclaró que lo importante del estudio de Lorber “es que ha hecho una larga serie de exploraciones sistemáticas, en lugar de limitarse a las anécdotas”. “Ha reunido un notable conjunto de datos y desafía, ‘¿Cómo lo explicamos?’”.

Una de las teorías que Lorber expuso es que “el cerebro tiene una gran redundancia en las funciones y una pequeña cantidad de materia cerebral puede aprender a representar los hemisferios faltantes”.

Aunque no está totalmente claro el origen de la hidrocefalia, lo que sí se conoce es que está asociada a una perturbación de la circulación del líquido cefalorraquídeo a través de un sistema de canales y depósitos, o ventrículos, en el cerebro. La prestigiosa revista explica que “se desarrolla una contrapresión, y esto puede hacer que los ventrículos se hinchen muchas veces su tamaño normal, presionando así el tejido cerebral superpuesto contra el cráneo”. En el caso de los niños pequeños, cuyos cráneos aún son maleables, una consecuencia puede ser un aumento del tamaño de la cabeza. “Este ataque físico desde el interior conduce a una pérdida real de materia cerebral. Por lo tanto, no es sorprendente que muchos hidrocefálicos sufran discapacidades intelectuales y físicas”.

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