Opinión: “Difícil que los influencers tengan el mismo poder en la moda”, Carry Sommers

Desde 2013, Fashion Revolution, un movimiento global sin fines de lucro con presencia en más de 100 países, ha luchado por cambiar algunas de las prácticas más cuestionables de la industria de la moda. Su preocupación por problemas como la contaminación ambiental, la explotación de los trabajadores y la falta de transparencia ha llevado a la creación del Índice de Transparencia de la Moda que, desde 2016, clasifica a las compañías más grande del mundo en función de su nivel de transparencia, basándose en un cuestionario e información disponible públicamente sobre problemas de la cadena de suministro.

En una entrevista exclusiva con Life and Style, Carry Sommers, co-fundadora de esta plataforma, compartió sus reflexiones acerca de los cambios que ya se están presentando en la industria de la moda a raíz de la pandemia de Covid-19.


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¿Cuál ha sido el impacto más grande de la pandemia para la industria de la moda?
El mayor impacto de este virus se ha notado en el cierre de las tiendas y en la cancelación de órdenes. El impacto de estas cancelaciones se traslada a los trabajadores, pues muchas fábricas o la mayoría de ellas han dado licencias temporales sin goce de sueldo o despedido a algunos trabajadores. Algunos de ellos han perdido ya varios meses de salario y son gente de países como Bangladesh, Camboya e India que por lo general no tienen dinero para comprarse la comida del día siguiente; son algunas de las personas más vulnerables en la cadena de abastecimiento de la moda.
Incluso aunque algunos de estos trabajadores están recibiendo algo de dinero de las fábricas, de préstamos o del gobierno, hay mucha gente dentro de la cadena de abastecimiento de la moda que no cuenta con ningún tipo de protección. Hay muchas personas que trabajan desde casa que son un enorme apoyo para la industria de la moda en países como India, donde brindan un servicio real a la moda de lujo y también a la fast fashion. Muchos de ellos no tienen ningún tipo de respaldo, ni seguridad social ni ningún tipo de red de apoyo, pues no tienen un empleo formal.

¿Qué cosas ha hecho evidentes la pandemia?
Lo que ha quedado realmente claro es que tan importante es la transparencia para la industria; algunas marcas y minoristas se están esforzando por ser socios de negocios buenos y responsables, mientras que otras simplemente están dejando que las fábricas absorban los costos. Las políticas de compra y de cancelación, la liquidación de empleados… Estas prácticas responsables van mano a mano con la capacidad de las fábricas para pagar a los trabajadores a tiempo.
Mucha gente está consciente del problema del consumo y de que las marcas producen demasiado stock, pero mucha gente no estaba plenamente consciente de las cantidades reales del mismo. Una gran cantidad de marcas produce para después incinerar o enviar sus sobrantes a vertederos. Una de las preguntas del Fashion Transparency Index es qué es lo que hacen con el stock no utilizado y solo 27% de las marcas revelan información sobre lo que hacen con los artículos no vendidos, defectuosos o con sus excesos de producción

 En el peor escenario, muchos de los avances que se han tenido en términos de la seguridad de los trabajadores, sostenibilidad y transparencia podrían mostrar retrocesos.

Carry Sommers

¿Cuáles son los riesgos actuales para el sector?
Hay muchos riesgos. Las marcas o minoristas bien establecidos no corren tantos riesgos de llegar a la bancarrota. En el peor escenario, muchos de los avances que se han tenido en términos de la seguridad de los trabajadores, sostenibilidad y transparencia podrían mostrar retrocesos. Otro escenario catastrófico es que cientos de miles de trabajadores se queden sin empleo y pasen hambre y pobreza como resultado de la situación. Incluso muchas fábricas podrían no reabrir.

¿Qué medidas deberían tomar las marcas o las cadenas minoristas?
Las marcas más responsables y transparentes seguramente se esforzarán por cambiar sus modelos de negocio e implementarán mejores políticas de compra. Algunas también utilizarán este tiempo para reforzar su compromiso estratégico y sus acciones prácticas para ser más transparentes y sostenibles. Probablemente se crearán colecciones que sean más duraderas y que se adapten mejor a distintas temporadas, en lugar de estar tan enfocadas a las tendencias.
Generalmente, las fábricas prefinancían los costos de las materias primas y la producción, y típicamente tienen que esperar 90 días para recibir el pago. En el corto plazo, muchas de las fábricas ya no podrán hacer esto porque se les ha dejado con todas las materias primas y las órdenes que no se les están pagando, así como con costos de producción. Es necesario que las marcas y los minoristas se comprometan a reducir sus tiempos de pago a 30 o 60 días, idealmente.
Tenemos que ver una mayor y más profunda colaboración en la industria. Hemos escuchado de iniciativas que involucran a las marcas y a los minoristas. Probablemente debería crearse un fondo que permita compensar a los trabajadores si esto ocurre de nuevo. Es importante que los grandes grupos de moda y lujo comiencen a trabajar de manera colaborativa y que vean más allá de su sentido natural de competencia.

 

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