Baillères: la sucesión del imperio familiar que vale 9,500 millones de dólares

Palacio de Hierro

Alberto Baillères cede la presidencia de su imperio. El empresario de 89 años deja a cargo a su hijo Alejandro, quien ha ocupado posiciones estratégicas en diversas empresas de Grupo Bal en los últimos años, como parte de su entrenamiento para esta sucesión.

Desde finales de abril, Alejandro Baillères ya preside los consejos de administración de Grupo Palacio de Hierro y Grupo Profuturo, y su padre pasó a ser presidente honorario vitalicio de los consejos de ambas compañías. Grupo Bal no da sorpresas en los negocios, y este movimiento no fue la excepción. Por el contrario, es un paso en el que el empresario —el quinto más importante de México según el ranking que cada año elabora Expansión— ha trabajado desde hace años.


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El presidente vitalicio de Palacio de Hierro evita desde hace décadas los encuentros con la prensa. La única entrevista en México se la concedió a Expansión en 2004. En ella, reveló que tenía muy claro que sus siete hijos heredarían su patrimonio, sin que esto significara cederles el control del grupo.“La supervivencia de la organización exige una fría objetividad para decidir un caso de sucesión, que no siempre resulta fácil, agradable o comprensible”, dijo entonces. «Claro que la tengo pensada, aunque va a depender de las circunstancias en que yo me vaya”. 17 años después, da el paso.

La consolidación de un legado

 

Alberto Baillères comenzó a trabajar en 1957 en el negocio familiar impulsado por su padre Raúl. Ingresó a la Cervecería Moctezuma como vendedor de cerveza en la Ciudad de México. Fue ocupando diversos cargos en la compañía, hasta llegar a la dirección general en 1964. Tres años después, su padre falleció repentinamente, en un accidente doméstico.

Una semana después, acudió a Los Pinos a recibir el pésame de parte de Gustavo Díaz Ordaz. Según contó a Expansión, el mandatario quería saber qué haría con el grupo heredado y sus 7,500 empleados. Lo bombardeó con preguntas y finalmente le dio el respaldo de la entonces todopoderosa Presidencia de la República. “Tú tienes dos problemas —escuchó Baillères—: primero, que eres muy joven, y segundo, que vas a tener éxito. El éxito con la juventud nadie lo perdona, pero la ventaja es que la juventud se cura sola y tú vales mucho.”

Tenía sólo 32 años, pero tomó las riendas de los negocios de la familia oriunda de Guanajuato, que incluían a Cervecería Moctezuma, Manantiales Peñafiel y Metalúrgica Mexicana Peñoles.

Alberto Baillères movió sus fichas y decidió fusionar Crédito Hipotecario, Crédito Hipotecario del Sur, Banco Minero y Mercantil y Crédito Minero y Mercantil en Banca Cremi. También aglutinó a las aseguradoras Nacional Compañía de Seguros y La Provincial en Grupo Nacional Provincial. En 1985, vendió la Cervecera Moctezuma y sus más de 40 subsidiarias a FEMSA para enfocarse en el negocio de la plata.

Los resultados hablan por sí solos: logró convertir a Grupo Peñoles en el mayor productor de plata del mundo, Grupo Nacional Provincial (GNP) participa hoy en todos los segmentos dentro del negocio de las aseguradoras, y Palacio de Hierro pasó de ser una de tantas tiendas departamentales a convertirse en una de las más importantes en el segmento medio-alto de su categoría, y una firma emblemática en el país por sus campañas de mercadotecnia.

Ahora, tras 57 años al frente de Grupo Bal, el empresario —del que se sabe que es aficionado a los toros y que su sueño era ser académico— delega el liderazgo de sus empresas. Y si bien esto parece el camino hacia la jubilación, desde el Palacio de Hierro de Polanco, en donde se ubica su oficina, no se ha confirmado que descansará de los negocios. Su fortuna está valorada en 9,500 millones de dólares, de acuerdo con Bloomberg.

“Bailleres deja un legado importante. El grupo empresarial, que considera a Valmex y hasta el ITAM, es un pilar importante de la economía mexicana porque genera alrededor de 75,000 empleos. El legado ha cobrado mucha relevancia para el país, y es por ello que el empresario dejará un hueco muy importante en el sector empresarial mexicano y pasará a la historia como uno de los empresarios más exitosos del país”, dice Humberto Calzada, economista en jefe de Rankia Latinoamérica.

Una sucesión anunciada

 

Alberto Baillères se mantuvo al frente de sus empresas, pero desde hace cerca de una década fue delegando algunas de las responsabilidades corporativas en su hijo. Por ello, los cambios en la presidencia de los consejos de administración de Palacio de Hierro y Profuturo no son una sorpresa. “En las sucesiones, dentro del gobierno corporativo, lo importante es que la persona que suceda, a quien se le deja un cargo importante, esté capacitado y tenga conocimiento de cómo funciona la organización. Esto no deja de lado las buenas prácticas, la seguridad jurídica y el cumplimiento legal de las empresas”, dice Arturo Chávez Nieto, especialista de la escuela de derecho de la Universidad La Salle.

“No hay sorpresas en esta sucesión porque Baillères padre ya venía preparando a su hijo. Esto genera más tranquilidad en el mercado”, agrega Alejandro Ascencio, analista de Bursanalisis.

En el primer trimestre de este año, Grupo Palacio de Hierro registró una pérdida de 432 millones de pesos, que se compara con la ganancia de 100 millones registrada un año antes, debido a los horarios y el aforo limitados en sus tiendas ante la contingencia por el COVID-10. Sin embargo, el negocio minero, Grupo Peñoles, compensó de sobra la situación: de enero a abril, sus ganancias llegaron a 150 millones de dólares (alrededor de 3,000 millones de pesos), luego de tener una pérdida de casi esa misma cantidad en el mismo trimestre del año pasado. Esto se debió al aumento de 56% en el precio de la plata, uno de los principales productos que vende y por el que es distinguida a nivel mundial.

Ahora, los analistas consultados esperan que, con la presidencia de Grupo Profuturo y Palacio de Hierro, Alejandro Baillères emprenda la misma táctica que su padre: rodearse de un grupo de ejecutivos que sean asesores y confidentes. “Alejandro tendrá que dar seguimiento al legado de su padre. Este conglomerado tiene un buen manejo del gobierno corporativo y creemos que seguirá por la misma línea, y las empresas seguirán la estrategia que Baillères padre ha dejado», opina Calzada.

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