Gigantes «techies» de la talla de Amazon, Facebook o Google han acabado convirtiéndose en el pan nuestro de cada día para buena parte de las personas. Sin embargo, que estas empresas están imbricadas con tantísima fuerza en todos y cada uno de los recovecos de nuestras vidas no se traduce necesariamente en sentimientos positivos por nuestra parte.
Según un reciente estudio llevado a cabo en Estados Unidos por Gallup, la mayor parte de los adultos confiesa albergar sentimientos de naturaleza negativa hacia Amazon, Facebook y Google. El 22% contempla a los grandes titanes tecnológicos de manera muy negativa, mientras que el 24% tiene una opinión hasta cierto punto negativa de estas empresas.
En realidad solo una tercera parte los adultos tiene una percepción positiva de Facebook y compañía. Al 13% los gigantes «techies» le merecen una opinión muy positiva, mientras que el 23% observa con cierta positividad a este tipo de empresas.
En los últimos dos años ha empeorado la percepción pública de los titanes tecnológicos
Del informe de Gallup se infiere que en los últimos dos años ha aumentado la suspicacia con la que los consumidores contemplan a las grandes empresas tecnológicas. En agosto de 2019 el 15% de los adultos tenía una percepción muy positiva del «Big Tech», mientras que el 31% juzgaba a Google y compañía de manera más o menos benévola. Por aquel entonces la proporción de adultos que observaban de manera crítica al «Big Tech» era también menor. El 10% tenía una visión muy negativa de los gigantes «techies» y el 23% contemplaba estas empresas desde un prisma hasta cierto punto negativo.
La responsabilidad del «Big Tech» a la hora de diseminar información falsa y dar alas al «hate speech» en la red de redes así como su laxa política de privacidad han coadyuvado, según Gallup, a que la imagen de las grandes empresas tecnológicas se haya erosionado en el transcurso de los últimos dos años.
El 57% de los consumidores cree, no en vano, que las autoridades gubernamentales deberían apretar las tuercas a las empresas tecnológicas y someterlas a regulaciones más estrictas.
