Hace unas semanas un grupo de organizaciones de derechos civiles arrancó la campaña #StopHateForProfit como rechazo a las políticas que la red social de Facebook seguía en cuanto a los comentarios de odio y violencia que circulaban por la plataforma. Este grupo pedía a los anunciantes que retiraran su publicidad de la red social mostrando así su disconformidad con la escasa mano dura de la compañía de Mark Zuckerberg.
El CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, se reunió con los organizadores de la campaña en un encuentro que resultó decepcionante y en el que no obtuvieron una respuesta clara a las demandas que solicitaban.
Facebook anunció la contratación de un ejecutivo de derechos civiles y la creación de un equipo para estudiar sus algoritmos con el fin de detectar sesgos raciales, así como la publicación de una auditoría de derechos civiles. La red social también aseguró que se estaba esforzando en moderar el contenido dañino, incluida la prohibición de organizaciones específicas de supremacía blanca y la elaboración de políticas contra la información errónea sobre los votantes.
Coca-Cola, Starbucks, McDonald’s, Verizon, Volkswagen, Adidas y Henkel son algunas de las más de 1.000 compañías que se han sumado a lo largo de estas semanas a este sonado boicot publicitario.
