La era digital está influyendo en todos los aspectos de nuestra vida y en estos se incluyen los edificios. Unos edificios que, para hacer frente a las nuevas necesidades tanto del entorno (crisis climática), como de las personas (bienestar y productividad), deberán convertirse en edificios inteligentes. De hecho, un 90% del tiempo de una persona transcurre en el interior de un edificio. Por lo tanto, la forma como se gestionen los edificios debe de centrarse en utilizar los datos generados, para crear edificios inteligentes, con el claro objetivo de mejorar la eficiencia operativa y la experiencia de los ocupantes.
Los edificios del futuro tienen que cumplir una serie de características, además de inteligentes, tienen que ser también edificios sostenibles, resilientes, hipereficientes y centrados en las personas y los negocios. Para ello es necesario que estas edificaciones cuenten con una infraestructura digital adecuada y actualizada.
Convertir un inmueble en un edificio inteligente hace aumentar el valor de la propiedad, optimizar su espacio y atraer y retener buenos inquilinos. El problema reside en el desafío y constante cambio que supone cumplir este objetivo. De hecho, la industria del sector está experimentando ya una transformación tectónica que separa los edificios que prosperaran y pasaran a ser edificios inteligentes, de los que se quedaran obsoletos con el paso del tiempo.
La gestión de edificios tiene que ofrecer a los inquilinos un amplio conjunto de servicios que les ayuden a crear entornos atractivos y personalizados en función de sus gustos. Todo esto es posible gracias a la tecnología del IoT (Internet of Things), capaz de aglutinar el control de todas las instalaciones, independientemente del fabricante. Es precisamente esto lo que hace imprescindible un sistema BMS en un edificio para convertirlo en un edificio inteligente.
¿Cómo los sistemas de gestión de edificios (BMS) dan respuesta al reto operativo de los edificios inteligentes?
El sistema BMS (sistema de gestión de edificios) es imprescindible para dar respuesta a las necesidades y retos operativos a los que se enfrentan los edificios inteligentes, tanto en el presente como en el futuro. Estos sistemas de gestión de edificios ayudan a reducir los costes energéticos de los mismos, y hacer que podamos hablar de edificios sostenibles. Se estima que más de un 30% de la energía de los inmuebles se desperdicia, y un 20% de esta se debe a una puesta en marcha deficiente. Por esta razón, es importante rastrear y analizar estas carencias para poder optimizar los recursos de los que se disponen.
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