Llega al supermercado el primer robot humanoide reponedor

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Halodi Robotics, tecnológica noruega dedicada al diseño de robots, en colaboración con StrongPoint, especialistas en soluciones tecnológicas para el comercio minorista, han desarrollado el primer robot humanoide asistente de supermercado

EVE es un robot de tamaño humano, mide 1’85 y pesa 86 kilos. Su exoesqueleto es de aluminio recubierto de plástico para su protección. Dispone de control de fuerza en todas sus articulaciones que están formadas por 24 motores. Tiene dos brazos y la capacidad de manejar una carga útil de 8 kilos con cada uno de ellos. Puede agacharse para recoger cosas del suelo, se mueve sobre tres ruedas, y puede abrir y cerrar puertas.


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EVE también admite un modo de avatar de realidad virtual (VR), mediante el cual un humano ubicado de forma remota con unas gafas VR puede «saltar» a EVE y tomar el control de sus movimientos. Esta capacidad de robótica a distancia se puede utilizar tanto para tareas de inspección y mantenimiento remotos, como para resolver situaciones más complejas que EVE no puede solucionar de forma autónoma.

SOLUCIÓN ROBÓTICA PARA SUPERMERCADOS

El robot realiza tareas de reposición, detecta roturas de stocks, encuentra artículos fuera de su lineal y los coloca en su ubicación correcta. También prepara pedidos para su posterior recogida en un click & collect, identifica posibles derrames o roturas en la sala de ventas e informa para su limpieza.

El objetivo de su implementación en supermercados y grandes superficies es que se encargue de labores sencillas y repetitivas, para que el equipo humano pueda emplear más tiempo en ofrecer un servicio de atención y calidad a sus clientes.

Está previsto que la producción en cadena y el lanzamiento al mercado de los robots humanoides comience en 2023.

EVE es un paso más en la revolución tecnológica y digital que estamos experimentado en los últimos años. Hasta ahora los robots usados en supermercados tenían sus funciones limitadas pues se encargaban de inspeccionar la sala de ventas, ayudando con el control de stocks o detectando peligros potenciales. Este avance supone añadir a los robots al equipo de trabajo de un establecimiento en tareas cotidianas con la ventaja de que pueden seguir trabajando cuando el supermercado esté cerrado.

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