Innovación: Tienen menos de veinticinco años y son reconocidos por sus proyectos de innovación

Mujer con tablet y pantalla digital

La revolución digital llegó para quedarse, y los cambios que tenemos por delante no están siquiera al alcance de nuestra imaginación. En este panorama de constante cambio, conversar con los jóvenes que al día de hoy impulsan proyectos de innovación en Argentina es tomar la foto de una época. Es cierto: Heráclito postuló hace 2500 años que el cambio es permanente, y que nadie puede bañarse dos veces en el mismo río, con lo cual la fotografía que podríamos tomar ya es antigua. Pero al menos esta nota servirá, en el futuro, para auscultar un espíritu de época y para entender cómo pensaban quienes de a poco, o a veces de modo vertiginoso, se fueron convirtiendo en protagonistas de la segunda década del siglo XXI.

No se trata de listar nombres propios; no se trata de mencionar excepciones que escapan a la regla de la normalidad. Se trata, más bien, de conocer cómo piensan y conciben el mundo quienes hoy son parte de una generación, voces tras las que hay, sin duda, otras miles que siguen caminos similares. Cada uno de los jóvenes con los que dialogamos representa también un área específica de desarrollo por la que se sienten interpelados. En conjunto, configuran un panorama con las nuevas demandas y los temas que las nuevas generaciones ponen en agenda.


Banner_frasco-suscripcion-800x250

DEL PROBLEMA A LA SOLUCIÓN

Jerónimo Batista Bucher es de Vicente López, tiene 22 años y estudia en la Universidad de San Martín. El día de la entrevista, lleva una remera colorada que dice “Harvard”. En cualquier persona sería una remera más, pero en este caso cobra un sentido particular: a los 18 años, Jerónimo fue elegido por la prestigiosa universidad como uno de los 100 líderes del futuro por su trabajo para combatir la contaminación del planeta. Todo comenzó cuando en el colegio vio la cantidad de vasos descartables que se desechaban todos los días en el dispenser del patio. Después de darle vueltas al asunto, comenzó a trabajar en el desarrollo de vasos a base de extractos de algas, que pueden biodegradarse en cuestión de semanas. El proyecto siguió creciendo, le valió una distinción de Harvard en conjunto con el Instituto tecnológico de Massachusetts (MIT, por su sigla en inglés) y la participación en una actividad en Boston, con diversas instancias de debate, clases y actividades aplicadas. Su principal preocupación es el cambio climático y, más allá de los avances tecnológicos que puedan contribuir a la problemática, considera que “si no hay conciencia ambiental a nivel personal, no hay tecnología que sea suficiente”.

Conoce más aquí

Banner_azules
Reciba las últimas noticias de la industria en su casilla:

Suscribirse ✉