Innovación: Smart balls, cuando la innovación es cuestión de pelotas

Mujeres

Según datos de la OECD, el 85% del crecimiento económico de EE. UU. entre 1870 y 1950 ha sido fruto de la innovación. En el deporte, los avances e innovaciones para mejorar el espectáculo, el rendimiento y cuidado de los atletas, y el alcance global y conexión con los fans, se han apalancado durante décadas en la tecnología. Y si nos centramos en uno de los elementos indispensables para la práctica del deporte como son los balones y pelotas, nos encontramos que éstas han evolucionado desde los materiales y costuras para su confección hasta la incorporación de chips para dotarles de inteligencia y convertirlas en Smart balls. Demostrando que, en el deporte, la innovación también es cuestión de pelotas.

Curiosamente, en 1871, un año más tarde del inicio del análisis del informe de la OECD, Albert Goodwill Spalding comenzaba su carrera profesional en el mundo del béisbol. Durante su carrera consiguió una media de bateo de .323 y un porcentaje de victorias de .796. En 1876, el futuro miembro del Hall of Fame, se retiraba y abría en Chicago la tienda A.G Spalding & Bros. Uniendo sus dotes empresariales a su conocimiento del deporte, no tardó en desarrollar una pelota de béisbol que se convertiría en la pelota oficial de la Major League Baseball durante los siguientes 100 años.


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En 1891 el Dr. Naismith inventaba el baloncesto y, aunque empezaron a jugar con un balón de fútbol, para 1896 Albert Goodwill Spalding ya proporcionaba el Spalding No. M, un balón confeccionado con ocho piezas de cuero cosidas de la mejor calidad, piel inglesa granulada. Al otro lado del Atlántico, en Europa, sería la japonés Molten la que reinaría con sus balones de baloncesto, voleibol y fútbol para un sinfín de competiciones y Juegos Olímpicos desde Tokio 64 hasta Pekín 2008.

En el caso del fútbol, los primeros balones se popularizaron en el Reino Unido en el siglo XIX. Eran unos balones cosidos con trozos de cuero y llamados de tiento a causa del cordón que cerraba las costuras por fuera. En el interior había una vejiga de cerdo que se llenaba de heno, por ejemplo. No eran completamente esféricos, no botaban de manera uniforme, tenían una protuberancia en la zona del tiento que incluso podía dañar a los jugadores. Y, además, si se mojaban resultaban mucho más pesados y difíciles de controlar.

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