Innovación: Beauty tech, la cosmética digital es personalizada y reinventa el retail experiencial

Identificar innovación con potencial transformador para mejorar la relación de las personas con el concepto de ‘belleza’ a través de herramientas predictivas, de personalización, que explotan la inteligencia artificial y van en busca de nuevos mercados. Es el objetivo de las marcas que han visto caer las experiencias sensoriales para la venta de sus productos. El sector cosmético se vuelve ‘techie’

El coronavirus ha afectado a todos los ámbitos de la vida cotidiana y la cosmética no iba a ser menos. Las medidas de seguridad e higiene dificultan que los consumidores prueben los productos y el aumento del tiempo que los potenciales clientes pasan en sus hogares ha catapultado la opción de testeo digital de los mismos mediante realidad aumentada (VR) y la aplicación de inteligencia artificial (IA) a los procesos.


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El cierre de millones de puntos de venta de productos de belleza y la imposibilidad de conectar, de forma presencial, con el consumidor, ha obligado a los retailers a poner en marcha iniciativas disruptivas, en un intento porque (al menos) impactaran de forma positiva en la imagen de marca, más allá del repunte de las ventas. Por ejemplo, Wildbytes, startup de innovación experiencial, ha llevado a cabo un festival de belleza apoyado en un potente desarrollo tecnológico para la gama de maquillaje Dior Backstage de Dior, en el que congreraron a 10.000 personas de 59 países y ha supuesto un aumento de las ventas del 633%.

“Antes de la irrupción de la Covid-19, existían las flagship stores que ya ofrecían a los clientes un punto de venta que ya no es un espacio meramente transaccional. La pandemia ha precipitado la necesidad de llegar a los usuarios de una manera diferente porque las reglas del juego que había ya no funcionan”, afirma Julio Obelleiro, CEO y cofundador de Wildbytes, desde donde se encuentran investigando proyectos tecnológico-creativos que ayuden a posicionar a marcas y tiendas físicas, como la punta de lanza de la innovación en retail experiencial.

Se impone el entorno online, por lo que la compra por suscripción de cremas, maquillaje o perfumes sin riesgo al contagio directo y desde la propia casa, se convierte en una tendencia alcista conocida como “cocooning”, que trae consigo la necesidad de realizar actividades en un ambiente de ocio tranquilo y seguro. Así lo demuestran datos de Birchbox, empresa de referencia en ecommerce de belleza, que ha incrementado más del 50% su número de suscriptores y los pedidos a su tienda online han superado el 150% durante los meses de confinamiento.

Que los retailers apuesten por la digitalización del mercado trae consigo una pérdida de la experiencia sensorial, factor decisivo a la hora de adquirir nuevos productos cosméticos. L’Oréal, una de las compañías líderes del sector beauty, quiere encabezar la transformación digital y tecnológica del negocio.

De hecho, en marzo de 2018, llevó a cabo la primera compra de una marca no cosmética: Modiface, startup pionera en IA y VR aplicada a la belleza, que ha desarrollado una tecnología de reconocimiento facial en movimiento. Utiliza VR mediante un complejo algoritmo, convirtiendo móviles y tablets en espejos enriquecidos con realidad virtual para que los consumidores prueben los productos de maquillaje de diferentes marcas asociadas a su matriz, como Lancôme, que a su vez lanzaba, Le Teint Particulier Custom Made Foundation para personalizar el maquillaje del cliente bajo el abrigo de nueve patentes.

“Esto nos ha permitido desarrollar tecnologías avanzadas de maquillaje virtual en 3D y servicios de diagnóstico de coloración, utilizando conocimientos exclusivos que rastrean las características faciales y el color”, explica Guillaume Sonolet, Chief Marketing Officer de L’Oréal España. Otras marcas, como Vichy, han desarrollado (haciendo uso de la tecnología ModiFace) proyectos para hacer diagnósticos digitales alcanzando altos niveles de precisión en la evaluación de la piel, teniendo en cuenta diferentes expresiones faciales y las condiciones de las fotos (como la luz o la posición del teléfono), similares a las podrían sacar los propios consumidores con sus smartphones.

También destaca el primer wearable electrónico sin pilas que mide la exposición a los rayos ultravioleta (UV), polución, polen y humedad que hace un año sacaba al mercado La Roche-Posay. Lo llamaron My Skin Track UV y utiliza un sensor que mide los niveles de radiación UV junto a una app asociada, que traquea la exposición del individuo a esas condiciones, con el objetivo de prevenirle de los posibles riesgos cutáneos a los que está expuesto.

Precisamente, el confinamiento planetario ha traído consecuencias cutáneas negativas. La falta de vitamina D al prescindir de horas de sol ha afectado a nuestro sistema inmunitario y a la síntesis del calcio en nuestros huesos. La firma Dafna’s Skincare, liderada por Dafna Shaham, ha elaborado Detoxify, producto diseñado para suplir esas carencias vitamínicas, de grasas esenciales e hidratación y defiende la combinación entre la biotecnología y la naturaleza, aplicado al sector cosmético.

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