Empresas españolas: Voluntad de innovar, cautela ante riesgos

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Empresas españolas: Voluntad de innovar, cautela ante riesgos, en el mundo empresarial, la innovación juega un papel esencial para todo tipo de organizaciones, ya que les permite renovarse y reinventarse para crecer y mejorar, adaptándose a las necesidades que marca un mercado en constante evolución. Lo que invierten las compañías en I+D+i es un indicador sobre la importancia que una empresa otorga a la innovación, pero más allá de cifras económicas, la innovación también está vinculada al riesgo que las compañías están dispuestas a asumir.

Existen numerosas formas de categorizar los diferentes tipos de innovación (en función del tipo de colaboración, del objetivo a perseguir…) y no es de extrañar que de vez en cuando una consultora invente un nuevo framework. Simplificando (mucho), podríamos decir que existe la innovación incremental -mejorar lo que ya hay- y la innovación radical -crear nuevas cosas lejos del negocio principal-. Y se trata de esta segunda donde hay mayor riesgo (¡y beneficios!) y los miedos comienzan a surgir.


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Es concretamente en la creación de nuevos negocios, diversificación de las fuentes de ingreso y apertura a nuevos mercados donde el apetito innovador es menor, especialmente en el sur de Europa, donde en general las empresas están dispuestas a asumir menos riesgos que en países como Estados Unidos, con una cultura muy diferente en este sentido.

Vea: Desafíos y oportunidades de la innovación en Argentina

Si bien es cierto que actualmente la innovación es una prioridad para las compañías españolas y seguramente se trate de uno de los aspectos más prioritarios en las agendas de los consejos de administración, lo habitual es que se trate de una innovación relacionada con la mejora de procesos y su digitalización (innovación incremental), pero no con la diversificación del negocio, ya que, desgraciadamente, la mayor parte de empresas españolas no están preparadas para ello. En nuestro país sigue existiendo una clara aversión al riesgo y para encontrar nuevas fuentes de negocio es primordial justo lo contrario: abrazar el riesgo controlado.

Por suerte, no es el caso de todas las compañías ni de todos los sectores. En nuestro país contamos con multitud de empresas que destacan por su carácter innovador y hay muchos ejemplos de muy buenas prácticas. Es el caso de Telefónica, cuya innovación está integrada en toda su propuesta de valor y negocio y ha sido el principal precursor del corporate venturing en nuestro país, desde el lanzamiento de Wayra en 2011. Hay otros muchos ejemplos, como Ferrovial (con un gran caso de éxito como Zity), Sanitas, Amadeus o Enagás (donde su programa de intraemprendimiento ha dado luz a empresas exitosas e invertido más de 80 millones de euros), entre otros. Y, por supuesto, multitud de empresas que no son del IBEX 35, como Construcía, que destaca por su apetito innovador y se trata de una empresa pionera en construcción circular (en un sector donde la aversión al riesgo es mayor). Son especialmente estas últimas las que, en mi opinión, merecen mención de honor ya que, por su menor tamaño, el riesgo que asumen y, por ende, su apetito innovador, es mayor.

¿Qué pasará con estas empresas? En general, es muy obvio que las empresas que no han sabido innovar morirán, mientras que las que son capaces de encontrar otros negocios fuera de su core business no sólo perdurarán sino que obtendrán nuevas fuentes de negocio y crecerán de manera sana con un negocio mucho más diversificado y protegido de amenazas externas.

Importante destacar que cuando hablamos de los beneficios de la innovación en general – y especialmente de la creación de nuevos negocios y la diversificación – no debemos pensar únicamente en beneficios para la empresa que los pone en marcha. La diversificación, el lanzamiento de negocios y la inversión en nuevos proyectos se tratan de palancas que mejoran el mercado haciéndolo más competitivo, crean riqueza y nuevos puestos de trabajo y atraen inversión internacional, entre muchos otros.

Por todo esto, durante los últimos años han comenzado a surgir iniciativas orientadas a innovar y crear negocios, pero con un claro foco en la reducción del riesgo. Es el caso del Corporate Venture Building (CVB), un modelo que consiste en crear nuevos negocios de la mano de grandes corporaciones, aprovechando sus ventajas competitivas y la aplicación de metodologías de innovación. Se trata de una alternativa muy eficaz para aquellas empresas que tienen apetito innovador pero quieren reducir el riesgo con expertos en lanzamiento de negocios (multitud de corporaciones no tienen la metodología o recursos humanos para hacerlo) y socios que asumen junto con ellos parte del riesgo financiero en un modelo de coinversión.

Dicho esto, si bien el CVB es un modelo que actualmente está más extendido en el norte de Europa y Estados Unidos y como decíamos al principio, aún tiene mucho camino por recorrer en España, donde el apetito al riesgo es menor y determinados aspectos del mercado del emprendimiento históricamente han madurado más tarde. Por ello, con el objetivo último de que el tejido empresarial español se amplíe y contribuya a la generación de puestos de trabajo, aumento de la competitividad y a la creación de riqueza, es fundamental que las compañías vean este modelo como una oportunidad para crecer y coger impulso, y surjan iniciativas orientadas a reducir el potencial de fracaso y potenciar una cultura innovadora y soñadora, pero con un riesgo controlado. Arriesgar, pero con paracaídas. Según publicó: Dirigentes digital

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