Electromolividad y Última Milla

Por Gilberto Escalona, Chief Technology Officer de Enérgica City

En los últimos años, el concepto de electromovilidad ha cobrado una gran importancia y ha revolucionado nuestra forma de concebir el transporte. Con la vista puesta en la sostenibilidad y la reducción de las emisiones de carbono, la adopción de vehículos eléctricos (VE) se ha disparado. Aunque los beneficios de la electrificación del transporte de larga distancia están ampliamente reconocidos, hay otro aspecto crucial en el que la electromovilidad puede marcar una diferencia significativa: la última milla.


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La última milla se refiere al tramo final del viaje de una persona, normalmente desde un centro de transporte hasta su destino final. A menudo es la parte más difícil del viaje, caracterizada por la congestión, el aparcamiento limitado y los altos niveles de contaminación. Los vehículos tradicionales de gasolina agravan estos problemas, contribuyendo aún más a la degradación del medio ambiente y a la congestión del tráfico. Sin embargo, si adoptamos la electromovilidad para el transporte de última milla, podemos abordar estos problemas y desbloquear multitud de oportunidades.

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Una de las principales ventajas de los vehículos eléctricos para el transporte de última milla es su respeto por el medio ambiente. Los vehículos eléctricos no emiten gases de escape, lo que contribuye a mejorar la calidad del aire en las zonas densamente pobladas donde predomina el transporte de última milla. Esto es especialmente importante si se tiene en cuenta la creciente preocupación por los efectos adversos de la contaminación atmosférica en la salud pública. Sustituyendo los vehículos con motor de combustión por VE, podemos crear entornos más limpios y saludables para los habitantes de las ciudades y reducir simultáneamente nuestra huella de carbono.

Además, los vehículos eléctricos ofrecen una eficiencia superior para el transporte de última milla. Gracias a los avances en la tecnología de las baterías, los VE pueden recorrer distancias considerables con una sola carga, lo que los hace idóneos para trayectos cortos en zonas urbanas. Esta eficiencia se traduce en una reducción de los costos operativos, ya que los vehículos eléctricos requieren menos mantenimiento y tienen menos gastos de combustible (energía en este caso) en comparación con sus homólogos de gasolina. Esta asequibilidad puede incentivar a particulares y empresas a adoptar vehículos eléctricos para sus necesidades de última milla, fomentando aún más su uso generalizado.

Además de los beneficios medioambientales y económicos, la electromovilidad puede mejorar significativamente la experiencia general del transporte. Los VE suelen ser más silenciosos que los vehículos tradicionales, lo que reduce la contaminación acústica en el último tramo. Este aspecto es especialmente relevante para las áreas cercanas a zonas residenciales y lugares con un elevado tráfico peatonal. Al adoptar la movilidad eléctrica, podemos crear espacios urbanos más habitables y agradables, haciendo del último kilómetro un trayecto agradable y tranquilo para todos.

Sin embargo, para aprovechar todo el potencial de la electromovilidad en la última milla, los gobiernos, las empresas y los particulares deben trabajar juntos. Los responsables políticos deben incentivar la adopción de vehículos eléctricos mediante subvenciones, créditos fiscales y el desarrollo de una sólida infraestructura de recarga. Las empresas pueden contribuir integrando opciones eléctricas de última milla en sus operaciones de reparto y logística, reduciendo su huella de carbono al tiempo que mejoran la eficiencia. Los particulares también deberían considerar la adopción de vehículos eléctricos para sus desplazamientos diarios o viajes cortos, contribuyendo así a un futuro más ecológico y sostenible.

En conclusión, la electromovilidad representa una oportunidad sin precedentes para el transporte de última milla. No es sólo una elección responsable, sino también un paso transformador hacia un futuro sostenible e integrador. Ante esto, es fundamental que las empresas evalúen este cambio y se asesoren con expertos en estos proyectos para convertir a Chile en un país líder en el electromovilidad.

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