Son alrededor de 200 países los que han logrado firmar el Acuerdo de París, aportando a la reducción de las emisiones. En ese contexto, la industria de energía estableció como objetivo reducir su huella de carbono y dependencia a los combustibles fósiles y los inversores comenzaron a recompensar a quienes no avancen hacia el cambio.
Es por lo anterior que Mariana De Pablo, Directora Ejecutiva de Accenture Chile, explicó que “para las empresas de energía, el imperativo de la descarbonización se ha convertido cada vez más en un tema de los directorios. Para mantener la relevancia y rentabilidad por los siguientes años, la industria debe avanzar en este aspecto para mantenerse competitiva”.
El Foro Económico Mundial y Accenture publicaron recientemente el estudio Fostering Effective Energy Transition, donde midió el progreso de los países e industrias en la transición energética y rendimiento de sus sistemas energéticos. Algunos de los avances mostrados fueron:
- Mejoraron las puntuaciones en cuanto a transición energética. Los mayores avances se registraron en países con alta demanda energética creciente como China, India y África subsahariana. A pesar de ello, solo 10% de 115 países inscritos registró ganancias constantes en ese periodo.
- El 70% de los países mejoró en el acceso y la seguridad de la energía, pero la fiabilidad en los servicios eléctricos es un impedimento en ello.
- En términos de sostenibilidad ambiental, se lograron grandes avances como la caída en la intensidad de la energía media mundial.
Mariana De Pablo afirma que hay tres acciones clave en cuanto a transición energética para beneficiar a todos los stakeholders en el futuro. Una transición justa para todos; acelerar la electrificación y el paso a las energías renovables; y redoblar la colaboración entre los sectores público y privado. Estos imperativos -que se aplican tanto a las empresas de energía como a los organismos gubernamentales y a los inversores- son fundamentales para garantizar el éxito de la transición”.
La experta agregó que, “para cumplir las metas en transición energética hacia el año 2050, las empresas deben primero, realizar una limpieza del núcleo, para minimizar las emisiones e impulsar a la eficiencia de las operaciones y cadenas de valor actuales y sustituir las fuentes de energía y demandas actuales acelerando las acciones de transición a alternativas más limpias. Así también, se deben enfocar en la adopción y ampliación de nuevas fuentes de energía, procesos y tecnologías e impulsar la estrategia a través de una colaboración continua entre todos los actores, ya sea proveedores, clientes, inversionistas, entre otros”.
