Sostenibilidad: La innovación, clave en el crecimiento y la sostenibilidad alimentaria

La innovación en el sector de la industria alimentaria no solo hace referencia al desarrollo de nuevos productos, tiene que ver también con una actividad sostenible que incluya circularidad o reciclaje de los envases, un uso racional del agua en los procesos de producción, emisiones cero, una producción sustentada en energías renovables, la logística un transporte no contaminante de la mercancía. Todo ello sin olvidar la robotización, esto último más centrado en la hostelería o restauración.

La innovación en cuanto al producto se centra en detectar y cubrir una necesidad del consumidor lanzando al mercado una referencia que hasta el momento no existía. Referencias que difícilmente sobrevivirán si no están en sintonía con la estrategia Naos, promovida por la Gobierno, de sacar al mercado productos bajos en sal, azúcar y grasas. Por ejemplo, desde 2002 Coca-Cola ha reducido el contenido de azúcar en sus bebidas un 46 por ciento; Hero ha logrado unos cereales infantiles con 0 por ciento de azúcares, tanto añadidos como producidos, y Pascual recoge su leche fresca todos los días. Carrefour, por su parte, dentro de su estrategia Act for Food, ha eliminados los antibióticos de su carne de añojo, su jamón cocido no lleva fosfatos añadidos y su pollo es 100 por cien campero.


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La compañía de distribución también ha renunciado a la venta de panga por motivos medioambientales, lo mismo que Chocolates Trapa, en este caso con el aceite de palma. Y hace ya tiempo que la galletera Gullón creó una línea de galletas-salud, con más de 30 referencias, mientras que Dulcesol, ahora Vicky Food, está apostando por su marca Be Plus, orientada a productos saludables.

Concienciación

El consumidor está más que concienciado en que la alimentación es básica para su salud y obra en consecuencia. En este sentido, las marcas del fabricante han sido y son el motor de la innovación con un porcentaje del 94 por ciento de lanzamientos frente a un seis por ciento de innovaciones por parte de los distribuidores, quienes están poniendo muchas trabas a las MDF (Marcas del Fabricante), lo que ha hecho que la innovación se mantenga en mínimos históricos con una caída del 30 por ciento desde 2010, algo que, según Ignacio Larracoechea, presidente de Promarca, que agrupa a los fabricantes de productos de gran consumo, «tiene un impacto económico de 3.000 millones en el PIB y 24.000 empleos». Estar en lineal del top 3 de la distribución supone un 86 por ciento de éxito en las innovaciones; estar fuera solo un 31 por ciento. En todo esto hay que tener en cuenta que al consumidor le gustan, y mucho, las innovaciones, ya que según el radar de la innovación 2018 de Kantar sobre el sector del gran consumo, las innovaciones tienen una tasa de éxito del 79 por ciento.

Innovar tiene que ver también con una producción ética y responsable respetuosa con el medioambiente, y en este sentido las acciones por parte de la industria son muchas, empezando por la sustitución de bolsas de plástico por otras de papel o materiales biodegradables, como han hecho, por ejemplo, Mercadona o Lidl, cadena que ha sustituido en las frutas y verduras las bolsas de plástico por otras biodegradables. Carrefour, por ejemplo, permite que sus clientes lleven sus propios envases, siempre que sean transparentes, en la secciones de frutería, charcutería, carnicería o pescadería.

La guerra contra el plástico se extiende al reciclado o la circularidad del envase. Así, Coca-Cola, la mayor compañía de bebidas del mundo, se ha propuesto liderar el camino hacia una economía circular en la que ninguno de sus envases, que ya son reciclables o reutilizables en un 99,6 por ciento, terminen como residuo (por el momento en los mares europeos), mientras que Danone, con su división de aguas, está apostando por una transformación industrial cuyo resultado sean un mercado con envases de material 100 por cien reciclado, un cambio que lidera con su marca Lanjarón y que se concreta también en su proyecto ReNueva para reciclar todos los envases de Font Vella en hoteles y restaurantes.

Inversión medioambiental

El sector cervecero, representado por Cerveceros de España, que agrupa a 521 empresas, ha invertido desde 2016 más de 20 millones de euros en materia medioambiental y ha conseguido importantes logros: uno de ellos, conseguir que la tasa de reciclado de vidrio de un solo uso haya aumentado un 21 por ciento en tres años, hasta alcanzar un 73 por ciento del total, o que las latas que se venden se reciclen en un 86 por ciento, un 44 por ciento más que hace once años.

El uso racional de agua para minimizar el estrés hídrico al que está sometido España es otro de los apartados en donde la industria alimentaria se compromete a innovar. Son dignos de mención los proyectos de compensación hídrica de la cervecera Heineken, denominados Doñana, Cañaveral y Olivo desarrollados en España para proteger las fuentes de agua en todos los lugares donde opera la compañía, teniendo en cuenta el contexto y las características de cada cuenca hidrográfica y de las comunidades que la rodean.

Con ellos, solo en Andalucía, de los más de 500 millones de litros de cerveza que la compañía elaboró el año pasado, se compensó al medio con más de 1.000 millones de litros de agua. Por su parte, Cerveceros de España se ha comprometido antes de 2025 a reducir en un 10 por ciento el consumo de agua bruta (hl de agua consumida/hl de cerveza producida), mientras que Aguas Danone se ha marcado el objetivo de ahorrar anualmente tres millones de litros de agua en su producción.

Reducción huella de carbono

Otras acciones relacionadas con innovación en sostenibilidad que ya se están acometiendo tienen que ver con la reducción de la huella de carbono o las emisiones de CO2 a la atmósfera; con la pretensión de que la energía producida proceda totalmente de fuentes renovables; o con que las materias primas procedan de productores locales para fomentar el desarrollo económica en aquellos lugares donde se opera, como hace por ejemplo Kellogg en España, donde el arroz que emplea en la elaboración de sus cereales procede del Ebro.

Y si se habla de sostenibilidad es imposible soslayar en tema de la movilidad o el transporte de materias primas. Fabricantes como Pascual presumen de contar con la mejor flota sostenible de Europa en vehículos eléctricos, y Carrefour ha comenzado a hacer repartos inteligentes en vehículos eléctricos dotados con paneles solares que se suman a sus camiones movidos con gas natural. Asimismo, el sector de la hostelería y la restauración está trabajando activamente en nuevos modelos de reparto presididos por el vehículo eléctrico. Referirse a innovación tiene que ver también con la tecnología en favor de los procesos productivos, como ha hecho Heineken implementando la tecnología de impresión 3D en el diseño de componentes en su fábrica de Sevilla que le permitirá producir herramientas y piezas capaces de mejorar la cadena de montaje. Innovación es también ayudar a los consumidores a discriminar los productos ultraprocesados, como ha hecho la app o aplicación móvil el CoCo, acercando el dispositivo al código de barras del producto.

La robótica ya está aquí

La industria alimentaria, en este caso, centrada en bares y restaurantes, va a tener un antes y un después en lo que a robótica aplicada a la restauración se refiere con robots que van desde brazos articulados a androides llamados a sustituir a cocineros y camareros, y que ya son una realidad en países como EEUU, Corea del Sur, Japón o Singapur gracias a una reducción en los costes de producción de un 300 por ciento en los últimos cinco años. Llegarán a España a comienzos de 2020 para «trabajar» en un restaurante que se llamará Imposible Restaurant (IR) y se localizará en el barrio madrileño de Las Letras. Contará con hasta seis robots «colaborativos».

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