Lo de emprender y generar ingresos por Internet parece tener hoy más sentido que nunca, en pleno confinamiento por la crisis del coronavirus. Entre los asalariados del país, quienes no pueden teletrabajar temen ahora quedarse temporalmente en desempleo.
Tampoco es que emprender sea la panacea ni que un negocio en Internet vaya a dar estabilidad económica para lo que se pueda presentar en la actualidad, nada más lejos de la realidad. Además, lo de trabajar día a día desde casa y delante de un ordenador tampoco es para todo el mundo.
En los negocios en Internet, y esto es algo que se suele perder de vista, se trabaja tanto como en los que se desarrollan mayoritariamente en el plano físico. Buena cuenta de ello la da el dropshipping.
Qué es el dropshipping
El dropshipping es un modelo basado en la venta de productos de un tercero, que se ocupa de almacenar y enviar los paquetes. De ello se deriva un patrón triangular en el que intervienen tres agentes.
Por un lado está el minorista, que se ocupa de gestionar la tienda online y las ventas. Esto implica entre otras cosas, habilitar una plataforma de pago segura y abrir canales con los que el cliente pueda tener un contacto directo y continuo, incluyendo el servicio postventa. Otra cuestión relevante es la de la promoción, que engloba tareas de las que también se ocupa el minorista. Cuanto más tráfico y clientes consiga mejor, pues se lleva una comisión por los productos que vende.
Por otro lado está el proveedor mayorista o dropshipper, que es quien tiene el producto y lo hace llegar al cliente. Este último con quien tiene contacto es con el minorista, y es él quien debe responder ante fallos de producto o de envío.
El modelo guarda algunas similitudes con el marketing de afiliados, en cuanto a que se venden los productos de terceros. No se requiere tener stock físico de productos ni enviarlos, pero el dropshipping sí requiere más implicación y responsabilidad por parte del minorista. Las comisiones, por lo tanto, suelen ser más jugosas.
¿Por qué utilizarlo?
El modelo tiene sus ventajas. La más evidente es que no es necesario almacenar productos, luego no necesitas un espacio para hacerlo, e importante también, tampoco hay hacer una inversión grande.
No tener que dedicarse a las tareas logísticas de recepción y envío de la mercancía da tiempo suficiente para lo que es importante: las labores de marketing digital. Se necesita formación, eso sí, pero generalmente una sola persona se puede ocupar. Tampoco, pues, hay que invertir en personal, aunque esto depende del tamaño de la tienda y las ventas que genere.
El negocio puede ir creciendo fácilmente y sin requerir tampoco grandes sumas de dinero. Por ejemplo, ampliando el catálogo o probando nuevos productos.
Cómo crear una tienda dropshipping
Crear una tienda dropshipping es relativamente sencillo, aunque requiere todo un proceso de aprendizaje, y de ensayo-error.
Analizar proveedores
Es el dropshipper el que tiene que enviar el producto a los clientes, pero es el minorista el que responde ante él. Es necesario contar con una compañía que, además de ofrecer un producto interesante que vaya a tener salida, sea serio y fiable.
Para elegir un proveedor hay que preguntarse por su reputación, por los canales de atención al cliente que proporciona y la respuesta, por las formas de pago que ofrece y por el tiempo medio de envío que son capaces de asegurar. Ayudará también que el catálogo esté en varios idiomas y que sea amplio, pero también que tenga su propio stock. Es decir, que no trabaje con el de un tercero.
Big Buy y Design Shop Illusion son los dos principales proveedores españoles de dropshipping.
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