Quito vs. Guayaquil: ¿Dónde están las oportunidades laborales formales?

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Con una población combinada de 1’705.074 personas empleadas cada mes, Quito y Guayaquil se erigen como los epicentros de desarrollo económico en Ecuador. Aunque ambas ciudades comparten el peso de ser polos de desarrollo, sus diferencias geográficas y económicas generan dinámicas distintas en el ámbito laboral. Quito, albergando el conglomerado urbano que incluye Mejía, Rumiñahui, Cayambe y Pedro Moncayo, cuenta con un promedio de 950.370 personas empleadas en trabajos formales, con un salario mensual promedio de $941,83 y una tasa de 313 empleados formales por cada mil habitantes.

Por otro lado, en el conglomerado de Guayaquil, que abarca Durán, Samborondón, Daule, Nobol y Yaguachi, se emplean mensualmente 754.704 personas en trabajos formales, con un salario promedio de $778,83. Este escenario refleja una distribución de empleos formales donde por cada cien trabajadores de Quito, 56 lo hacen en la capital y 44 en Guayaquil. Aunque Guayaquil ha experimentado un modesto aumento del 1% en el número de empleados formales desde 2019, Quito enfrenta una disminución del 6,4%.


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La presencia del sector público en Quito, donde la administración pública, defensa y seguridad social es el tercer generador de empleo formal, ha sido una constante a lo largo del tiempo. Sin embargo, con la reducción del gasto público y una disminución del 6,4% en el número de empleados formales, se evidencian cambios en la dinámica laboral de la capital. Por otro lado, Guayaquil, tradicionalmente conocido como el centro económico del país, ahora destaca en sectores como la industria manufacturera, la agricultura, la ganadería y la pesca, siendo este último el tercer mayor generador de empleo formal.

En esta competencia interna, las dos ciudades buscan destacarse, generando un impulso positivo para la economía y ofreciendo más oportunidades laborales. La posible implementación de un régimen laboral más flexible en el gobierno de Guillermo Lasso podría contribuir a dinamizar aún más el empleo formal en ambas ciudades. La clave para el crecimiento sostenible radica en fomentar la formalidad laboral, permitiendo una contratación más ágil y adaptada a las necesidades cambiantes del mercado, contribuyendo así al bienestar de la fuerza laboral ecuatoriana.

Con información de El Universo