Se trataría de un aumento del 2% que se aplicaría a los gigantes tecnológicos, y de momento se tiene previsto que se incorpore en primavera del año que viene.
Rishi Sunak, el Canciller de la Hacienda de Reino Unido, está planeando incrementar los impuestos a las compras online para nivelar la competencia entre los gigantes tecnológicos de ecommerce y los negocios más pequeños. Tras proceder a una revisión de las tarifas comerciales, los funcionarios han acelerado este impuesto en las últimas semanas para incorporarlo lo antes posible.
Es posible que este llamado ‘impuesto de Amazon’ fuese una reestructuración más amplia de las tarifas comerciales, aunque el Canciller asegura que la decisión final de incorporarlo se dará a conocer en los próximos presupuestos del país. Por otro lado, es probable que la medida resulte controvertida y se produzca después de que Joe Biden (presidente de los Estados Unidos) estableciese un acuerdo global sobre cómo agravar a las grandes tecnologías.
A pesar de que el plan de dicho proyecto posee unos principios básicos, se trata de una opción mencionada en una revisión de las tarifas comerciales que incluirá ajustes menores en lugar de un replanteamiento importante -esto se debe a que los ministros necesitan más tiempo para trabajar en dichas propuestas-.
Pero, ¿cuándo se empezará incluir este impuesto sobre las compras online? Se espera que se anuncie en primavera del año que viene, aunque corre algún rumor que se realicen consultas previas antes de agregar dicha tasa a las empresas de Internet. Por poner un ejemplo, si la tasa fuese del 2%, se generarían cerca de dos millones de libras en un año.
En el bando contrario, los minoristas temen a que sus negocios se queden lejos de los comercios electrónicos a pesar de incorporar el impuesto. El motivo del retraso de esta tasa se debe a que el Canciller estaba esperando el resultado de las conversaciones fiscales globales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
De momento ya se ha acordado una resolución para garantizar que los gigantes tecnológicos de Estados Unidos paguen más impuestos en los países donde obtengan beneficios económicos mayores.
