Según el portal Animal Político
Innovación y la colaboración permiten crear futuros inteligentes en nuestras ciudades, la cogobernanza entre la ciudadanía y autoridades, la apertura de datos y el uso adecuado de la tecnología son clave para innovar y crear ciudades inteligentes.
Con el fin de fomentar el desarrollo urbano sostenible e inteligente en el marco del Smart Cities Summit 2023, desarrollado a principios de noviembre pasado, se reunieron especialistas y planificadores urbanos de más de 20 ciudades de México, Guatemala, Costa Rica y Honduras para compartir mejores prácticas entre los miembros de la Red de Ciudades Inteligentes México-Centroamérica, de la Fundación Friedrich Naumann. Se logró reflexionar sobre las ventajas de las ciudades inteligentes, que al modernizarse ofrecen soluciones no sólo en materia de innovación tecnológica, sino también en el ámbito de la planeación urbana centrada en el individuo. Y es que la innovación como herramienta es de gran relevancia no sólo para impulsar el desarrollo sostenible, sino para detonar cambios en la cultura política, en la sociedad y en la economía de un municipio. La innovación permite crear un futuro inteligente.
El desarrollo de una ciudad inteligente no puede darse sin pensar en las personas. Y cuando hablamos de personas, nos referimos tanto a las autoridades como también a las ciudadanas y los ciudadanos. Es indispensable cultivar instituciones y sistemas que faciliten una colaboración sólida entre estos actores para crear un entorno propicio para la gestión y para la gobernanza efectiva de una ciudad inteligente.
Una autoridad que apuesta a nuevas y mejores formas de llevar adelante la gestión municipal por medio de sistemas más transparentes y colaborativos, contribuirá a que las ciudadanas y los ciudadanos entiendan y confíen en el proceso de toma de decisión, y a impulsar una mayor responsabilidad y participación de los habitantes. La participación ciudadana, vista desde la cogobernanza, empodera a la ciudadanía y legitima las acciones que emprenden las autoridades, así como también enriquece enormemente la convivencia en las ciudades.
Para fomentar la colaboración entre la población y sus gobernantes debe primero promoverse la apertura a información confiable. Al momento de hablar de datos abiertos es importante destacar que facilitar el acceso a datos públicos empodera a los ciudadanos y desarrolladores y que las aplicaciones basadas en esta data, puede contribuir a una mayor participación de la sociedad civil en la evaluación de políticas públicas y la calidad de servicios en una ciudad.
Adicionalmente, en el marco de la participación ciudadana activa en decisiones clave, se pueden utilizar plataformas digitales para recopilar las opiniones y sugerencias de quienes van a beneficiarse de que una ciudad se convierta en una ciudad inteligente. Mejor aún, la cogobernanza involucra a la ciudadanía en decisiones importantes relacionadas con la administración de fondos y fideicomisos, con el mejoramiento de los barrios, e incluso, con el financiamiento colaborativo de obras públicas, por ejemplo, en programas de contribución por mejora o los presupuestos participativos.
Una vez que se tienen nuevos sistemas, instituciones y marcos normativos, una ciudad inteligente no se puede pensar sin la aplicación de la tecnología, sin la implementación de sistemas de información eficientes para la administración pública, sin la instalación de sensores, sin redes de comunicación y sin el análisis de datos para optimizar la movilidad, el suministro de energía y agua, así como la seguridad ciudadana. La tecnología se convierte en un catalizador para la operación de los nuevos sistemas y para la modernización de los servicios públicos. En este sentido, las alianzas público-privadas son fundamentales para implementar soluciones tecnológicas e impulsar la innovación y la sostenibilidad. Además, debe garantizarse la accesibilidad a la tecnología para todos los ciudadanos, como parte del proceso de colaboración y participación ciudadana.
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