No sirve de nada que el mundo cambie si nosotros no cambiamos. Quizá este es el gran mensaje para todo lo que está pasando; hoy nos quedamos en casa, y nuestras formas de gasto y de consumo se modifican temporalmente, mientras esperamos volver a la normalidad; sin embargo, lo más probable es que esta nunca vuelva.
Las dos cosas están cambiando al mismo tiempo, las compras y el consumo, lo que inevitablemente modificará el mercado, y eso va a pedir nuevas instituciones, canales y productos. Hoy compramos menos porque estamos en casa, pero consumimos mucho más: vemos más televisión, streaming, medios, redes, usamos más energía y agua. Al estar en casa, usamos más la sala, el comedor, la cocina e incluso la habitación, redefiniendo muchos de nuestros comportamientos y en muchos casos poniéndonos a reflexionar si lo que cotidianamente hacemos tiene sentido o no.