Gracias a un trabajo transversal y colaborativo, la matriz de Unimarc, Alvi, Mayorista 10 y Super10, ha mejorado año tras año la gestión sostenible de los alimentos. La clave del éxito ha sido la articulación de distintas acciones, proveedores, clientes y comunidad, para procurar que en su operación nada se pierda.
La fórmula de un supermercado
Evitar que los alimentos terminen siendo desechados es una de las grandes preocupaciones de la industria alimentaria, ya que cada vez que alguno se descompone produce metano, un gas más potente y dañino para el planeta que el dióxido de carbono. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la huella que deja la producción, empaque, transporte y mantención de los alimentos en el medioambiente corresponde al 8% de los gases invernadero provocados por el hombre, por lo que es imperante procurar que estas emisiones no sean en vano.
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En Chile, los distintos actores de la industria se han hecho cargo de esta problemática, enfrentando el desafío de ser cada vez más sostenibles y conscientes de su rol en esta materia. En este sentido, SMU y sus filiales Unimarc, Alvi, Mayorista 10 y Super 10, han desarrollado una exitosa fórmula que le ha permitido evitar el desperdicio de más de 13.556 toneladas de alimentos, desde 2021.
Actualmente, cuentan con distintas iniciativas orientadas a no desperdiciar alimentos. A través de “Pronto Consumo”, la compañía trabaja en tiendas la liquidación de productos que están cercanos a su fecha de vencimiento, pero que están en perfecto estado para su consumo, encontrándose en góndolas con hasta un 50% de descuento.
Adicionalmente, cuentan con “- Desperdicio, + Conciencia”, iniciativa con la que se gestiona la donación directa de alimentos a organizaciones sociales vecinas de las tiendas y la donación centralizada a través de Red de Alimentos. Esta acción se canaliza en todos los supermercados de la compañía a lo largo de Chile, logrando, a través de la entrega de productos, contribuir a la alimentación de personas en todas las regiones del país, generando un impacto social positivo en las comunidades en que está presente. Además, realiza la entrega de productos a distintos centros de cuidado y protección animal.
Uno de los eslabones de la donación de alimentos es el Programa de Prevención Focalizada “El Conquistador”. Ubicados en Yumbel, en la Región del Ñuble, esta organización es una de las beneficiarias del programa de donaciones de SMU. Su encargada de Administración, Evelin Ambiado, destaca que los aporte que reciben “Son de gran importancia para nuestro trabajo como programa, ya que nos permiten apoyar la alimentación y bienestar de niños, niñas y adolescentes en vulnerabilidad. A través de estas donaciones podemos distribuir ayuda en distintas comunas de la zona, impactando directamente a cientos de familias”.
Marcela Salas, gerenta de Sostenibilidad de SMU explica que “Evitar el desperdicio de alimentos es un objetivo clave para nuestro negocio, es parte de uno de los ejes estratégicos de la compañía y un compromiso por el que trabajamos con convicción y decisión. Buscamos atender desde diversos frentes esta problemática, desde lo social y lo medioambiental, por lo que nos hemos dedicado a desarrollar acciones colaborativas que involucren a nuestra operación, los clientes y la comunidad en general”.
En los años que la compañía se ha dedicado a evitar el desperdicio de alimentos en su operación, la reducción del impacto medioambiental ha ido en escalada. A la fecha, en total son más de 13.556 las toneladas de alimento que se han rescatado, cifra equivalente al tamaño de más de 90 ballenas azules (considerando que cada una pesa aproximadamente 150.000 kg.). De esta forma, en SMU y filiales se ha evitado que más de 8.400 toneladas de gases de efectos invernadero se liberen en la atmósfera, contribuyendo así con el cuidado y preservación del planeta.
