El emprendimiento que se volcó a la ropa antimicrobial en Chile

La de Mohicano fue una apuesta contra el tiempo. La marca de jeans, que produce un estimado de quince mil artículos mensuales y que trabaja con unos 200 distribuidores a nivel nacional, se vio forzada a innovar una vez desatada la pandemia en el país. Su fundador, Richard Cuevas, dice que los primeros meses de 2020 fueron “la tormenta perfecta” y las ventas cayeron en un 70% en sus peores momentos. “Cuando partió, los clientes empezaron a cancelar todos los pedidos que teníamos y era obvio, porque mucha gente se asustó. Y los encargos que teníamos hechos de tela, siendo que normalmente trabajamos con 120 mil metros, se cancelaron también. Llegó la crisis, todo se canceló, pero nosotros no podíamos ‘cancelar’ a nadie”, recuerda el ejecutivo.

Aún con las fábricas abiertas y buscando cómo contribuir desde la moda, comenta el ejecutivo, produjeron mascarillas con el material pertinente y regalaron 50 mil unidades. Recuerda que un día, estando en Plaza de Armas, en Santiago, vio a una empresa sanitizando el sector y los buses en su interior, con un sistema antibacterial que duraba unos siete días y eliminaba virus y bacterias. Similar al utilizado en el transporte público y Metro de la ciudad. Tomó nota de la firma y comenzó un flujo de comunicación para explicarles a que se dedicaba. La idea, comenta, era desarrollar prendas de vestir que, de alguna manera, le entregaran mayor protección a los usuarios. Los invitó a conocer su planta en Santiago y “cuando vieron el desarrollo que teníamos”, comenzaron un proceso de ensayo y error para combinar ambas tecnologías.


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El resultado debutó en abril pasado y, junto a Origen Tecnología, crearon el primer par jeans antimicrobial en el país, que tiene, según comenta Cuevas, un 99,9% de efectividad contra hongos y bacterias. La certificación se las entregó la Universidad de Santiago y el laboratorio Microlab.

Según explica Cuevas, la tecnología utiliza nanopartículas de cobre que son inyectadas a los productos por medio de nanoburbujas, que les permite ahorrar agua en el proceso de fabricación de una prenda, que es uno de los mayores gastos y contaminantes en la industria textil. Las nanoparticulas se adhieren a la tela por el pulverizado de las máquinas de lavado, en el sistema Core de Tonello. Dice que ahora podrían fabricar no solo pantalones antimicrobiales, sino que podrían someter todo su catálogo al proceso. “Antiguamente se traían productos similares desde Brasil, con aloe vera, plata o elementos para ayudar a eliminar la celulitis. Pero esto está producido en Chile”, comenta.

Comenzaron en abril con una preventa a los cerca de 200 distribuidores en el país y luego aprovecharon el Cyber Monday. “Fue un éxito, estamos agotados con los productos y seguimos haciendo más. Y, como podemos aplicárselo a cualquier prenda, es cosa de tiempo”, afirma, creando cinco estilos y fabricando entre mil a mil quinientas piezas por cada vez.
Próximo proyecto

Mohicano es cliente de Vicunha, el gigante brasilero textil y de las grandes empresas del denim. La compañía el año pasado lanzó su primera tela anti Covid-19 y que se agotó en sus primeros días. El material trae tecnología incorporada bajo una solución creada por la suiza Heiq y que fue testada por el Instituto Peter Doherty, de la Universidad de Melbourne, en Australia. En su momento, la institución universitaria señaló que la tela tenía un 99% de probabilidad de eliminar el virus presente en los tejidos, con una durabilidad de unos 30 lavados.

La tela para comenzar la producción, dice Cuevas, le llegó hace apenas dos semanas y, como el material se agotó y no hubo más en el mercado, calcula que tendrá una producción limitada. “Alcanzaré a fabricar no más de cuatro mil unidades”, dice el ejecutivo. Eso sí, a pesar de las certificaciones internacionales que ya posee desde Suiza y Australia, dice que buscarán más validaciones por estos lados del continente. Con la misma Origen, con quien trabajaron en el modelo antimicrobial, están viendo empresas argentinas y otras entidades que puedan comprobar la eficiencia de los productos.

“Cuando sacamos los pantalones anticelulitis, un estudio de universidad demoraba dos años y se lo presentamos entonces al Sernac con todos los certificados internacionales y nunca tuvimos respuesta”, lamenta. Para el modelo antimicrobial la certificación de la USACH ya estaba adelantada por parte de Origen y la textil hizo lo suyo con Microlab. “Pero nosotros pretendemos certificar estos artículos de todas maneras”, señala.