China, el gigante asiático, ha puesto sus ojos en América Latina con el objetivo de liderar la producción de vehículos eléctricos, híbridos y enchufables en la región. Aunque en sus inicios se consideraba a China como un fabricante de autos de bajo costo para mercados en desarrollo en América Latina, en la última década ha demostrado ser mucho más que eso. China no solo se ha convertido en un gran fabricante de vehículos, sino que también ha avanzado en tecnología, compitiendo con las principales automotrices mundiales y estableciendo fábricas en varios países de la región.
Esta nueva etapa de la conquista automotriz china se centra en la producción de autos híbridos flexibles, eléctricos y enchufables, aprovechando la creciente demanda por vehículos más ecológicos y el impulso de los planes de electromovilidad. Argentina, Bolivia y México se perfilan como los próximos protagonistas en esta batalla, en medio de la creciente rivalidad económica y comercial entre China y Estados Unidos.
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La primera ola de incursión china en América Latina se produjo hace unos 15 años, cuando se establecieron las primeras plantas en países como Venezuela, Brasil y Uruguay. Sin embargo, algunas de estas plantas cerraron debido a la falta de demanda. La nueva ola de inversión china comenzó en 2017, cuando el gobierno de China propuso un ambicioso plan para convertirse en una potencia automotriz en una década, con un enfoque en los vehículos eléctricos y enchufables.
América Latina ha ganado importancia estratégica para China, ya que representa una oportunidad para competir en mercados cerrados o sujetos a aranceles elevados, como el Mercosur. Además, China busca asegurar el suministro de litio, un material esencial para las baterías de vehículos eléctricos, en la región conformada por Argentina, Bolivia y Chile.
Brasil se ha convertido en un aliado clave en esta estrategia, con empresas chinas como BYD, Great Wall Motors (GWM), Higer y Chery estableciendo plantas de producción de vehículos eléctricos e híbridos en el país. México también es un mercado atractivo para los fabricantes chinos debido a su tamaño y su proximidad a Estados Unidos y Canadá.
En resumen, China está decidida a dominar la producción de vehículos eléctricos en América Latina y ha establecido una sólida presencia en la región, aprovechando la creciente demanda de vehículos más ecológicos y la falta de interés de las automotrices tradicionales en esta tecnología. Este movimiento tiene implicaciones tanto económicas como políticas en la región y forma parte de la creciente rivalidad económica entre China y Estados Unidos.
Con información de Jesús Hurtado de Lexlatin
