El aumento en el precio del tomate en Argentina se debe principalmente al brote del virus rugoso del tomate, detectado por primera vez en Corrientes en febrero, extendiéndose luego a Buenos Aires. Este virus no afecta a las personas, pero tiene un impacto significativo en la producción de tomates, debilitando las plantas y reduciendo tanto el rendimiento como la calidad de los frutos.
La propagación del virus se produce a través de semillas infectadas y el contacto entre plantas infectadas y sanas. Las personas que trabajan en la agricultura, como horticultores, pueden actuar como vectores al transportar el virus en sus manos, ropa y herramientas. Esto hace que el tomate destinado al consumo fresco sea más vulnerable.
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La producción de tomates en Argentina, el segundo producto hortícola más consumido, enfrenta una disminución de alrededor del 40% en algunas áreas debido a esta enfermedad. A pesar de la caída en la producción, los precios no se han disparado debido a la falta de presión de mercado.
El virus rugoso del tomate se detectó inicialmente en 2014 en Israel y se ha expandido desde entonces a nivel internacional. Las autoridades argentinas han declarado una Alerta Fitosanitaria en todo el país y están implementando medidas de control, incluyendo protocolos de manejo y destrucción de materiales de propagación infectados.
Para abordar esta situación, se está trabajando en la detección temprana del virus en semillas importadas y en el desarrollo de variedades de tomate resistentes o tolerantes al virus. La pérdida económica para los productores es significativa, especialmente en la producción en invernadero, lo que hace urgente encontrar soluciones para proteger la industria del tomate en Argentina.
Con información de Alejandro Groba de iProfesional
