En Argentina el precio de la ropa deja a la inflación al desnudo

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Según el portal de noticias Cadena 3, El precio de la ropa: la inflación al desnudo

El sindicato del calzado acaba de alertar que Dass, la fábrica que produce en Argentina zapatillas de marcas como Nike despidió al 10% de sus empleados. La empresa viene con suspensiones desde hace un mes. La razón: por la falta de dólares no puede seguir importando las suelas y otras partes armadas que vienen de Brasil.


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En 2021, Alberto Fernández había participado de un acto en la planta, en el que se pronosticaron inversiones al calor de la sustitución de importaciones. La empresa tenía 1.500 empleados. Hoy son 500.

Es apenas una postal de lo que pasa con la industria de la indumentaria, híperprotegida en Argentina por altísimos impuestos a la importación de ropa y calzado ya terminados que ya no existen en ningún lugar del mundo y, además, por una carencia extrema de dólares administrada arbitrariamente por el Gobierno.

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En la práctica, está prohibido importar ropa. Es el sueño húmedo de los proteccionistas, el famoso «vivir con lo nuestro» de los industriales prebendarios. Tener a todos los consumidores argentinos atrapados, forzados a comprarles sólo a ellos pantalones, faldas y medias.

Sin embargo, no funciona. Las fábricas están como Nike. Los consumidores están atrapados, pero al cuete. No hay consumo. Y tampoco crecimiento económico. No hay nada.

Es lógico. La industria de la ropa aprovechó el encarcelamiento de los consumidores para subir los precios hasta el infinito. En septiembre, la inflación general fue del 12,7%, pero las prendas de vestir y el calzado subieron mucho más: 15,7%.

En lugares como Mendoza la ropa subió 25% en sólo un mes. Desde principios de 2020, casi sin interrupción, los precios de la ropa subieron muchísimo más que los del promedio de la economía mientras fueron perdiendo cada vez más calidad respecto de la ropa que se consigue en otros países. Sin embargo, ni así prospera.

El modelito inflacionario-proteccionista hace agua por todas partes. Primero, porque la inflación empobrece sin parar a los consumidores. Así que las ventas se caen. Así que la industria es cada vez más ineficiente porque se achica el mercado y pierde escala. Por más que los salarios de la industria sean una miseria.

Segundo, porque aunque sea ropa o calzado, esos productos también se arman con cosas importadas, igual que los autos o los celulares.

La industria textil y plástica es muy raquítica en Argentina, un país demasiado chico para tener grandes fábricas que puedan producir masivamente y por lo tanto a bajo costo, telas, fibras y suelas sintéticas o naturales. A casi todo eso hay que importarlo. Con dólares que son caros al principio del ciclo inflacionario y que después directamente no se consiguen.

Así que no tenemos ni ropa ni zapatos. El modelito inflacionario-proteccionista no está dejando desnudos. Es como la vez 50 que recibimos esta lección. Pero los argentinos son tozudos. La próxima vez que aparezca un inescrupuloso a recitarles el verso de que hay proteger sí o sí cualquier industria vetusta para «crear» empleos improductivos de cualquier tipo, van a volver a creen en la misma fantasía de siempre.

Fuente: Cadena 3

 

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