Don Yeyo, de marca artesanal a marca nacional

Produsctos empaquetados Don Yeyo

El camino empezó en Chacabuco, con la elaboración de prepizzas. Esa primera conquista del paladar devino en una línea de cincuenta productos farináceos que también conquistó los canales, a favor de una ecuación calidad/precio muy demandada por los consumidores. Ariel Gagliano cuenta pormenores de la transformación.

“El objetivo es uno: posicionar a Don Yeyo entre las principales empresas de elaboración de alimentos derivados del trigo a nivel nacional, con innovación constante en el desarrollo de productos, optimización de los procesos de fabricación y certificaciones internacionales de calidad”, explica Ariel Gagliano, titular de la compañía.


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Con esa filosofía empresarial, Gagliano avanza en una tarea ardua, en un mercado con jugadores de relieve multinacional, que comenzó en 1991, en la ciudad de Chacabuco, corazón de la producción agrícola de la provincia de Buenos Aires.

“Unimos la pasión por la elaboración de alimentos con materias primas de máxima calidad”, relata Gagliano, junto a quien ya trabaja la cuarta generación de su familia.

Las prepizzas fueron los primeros productos que salieron del horno familiar. Treinta años después, en las góndolas hay una línea de 50 variedades, entre panificados, pastas frescas y tapas para empanadas y pascualinas.

El camino de conquista de los paladares y de canales fue un proceso cuidadoso, que arrancó con un posicionamiento sólido en el interior. Recién en 2019, las luces de Ciudad de Buenos Aires alumbraron los productos Don Yeyo, que descubrieron a los consumidores metropolitanos una línea con una excelente relación calidad/precio.

Esa ecuación de valor tiene el impulso inicial en las 3 plantas de producción con las que actualmente cuenta la compañía. Todas operan durante las 24 horas, con procesos automatizados que son vitales a la hora de mantener elevados estándares de calidad y eficiencia productiva.

“En pastas frescas acuñamos un concepto que nos diferencia: PasteuriSanos. En ese término engloba el clásico proceso de pasteurizado y el cierre hermético de los envases, asegurando que el consumidor encuentre pastas con una frescura propia de las recién elaboradas”, explica Gagliano.

En la enumeración de caiidades diferenciales, desde Don Yeyo destacan 4 propias de la línea de panificados: frescura, aroma, miga y sabor. Y el repaso de las bondades se cierra en la mención del atributo esencial de las tapas de empanadas y pascualina: el hojaldre elaborado artesanalmente.

Este las hace más livianas y crujientes, tanto en la variedad de horno tradicional como para freír, vayan destinadas al canal gastronómico (con un diámetro mayor) o al consumo hogareño (“regionales”, de diámetro clásico, con mayor espesor para una mejor contención de los rellenos jugosos).

Para que la producción llegue en tiempo y forma, Don Yeyo ha conformado una estructura comercial de distribuidores, con zonas asignadas y negociación directa tanto en el mercado tradicional como en mayoristas.

“Priorizamos el trabajo en equipo y el desarrollo a largo plazo, sin importar el tamaño de la estructura en cada incorporación. El compromiso y la dedicación resultan vitales para generar un vínculo duradero con cada uno de los clientes que van a comercializar nuestros productos. Queremos que la regularidad en el abastecimiento sea un sello tan distintivo como la ecuación calidad/precio”, destaca Gagliano.

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