Ante el dramático repunte de contagios por covid en Estados Unidos, el presidente Joe Biden anunció la compra de 500 millones de pruebas rápidas que se enviarán sin costo a los hogares el próximo enero. El problema es que, por lo pronto, el país enfrenta una grave escasez de pruebas.
El principal detonador de esta carencia es el acelerado ritmo de propagación del ómicron que, en pocas semanas, se ha convertido en la variante dominante del covid. A ello se agrega que, por la temporada festiva de fin de año, millones de estadounidenses planean viajar para reunirse con sus familiares.
Debido a que para poder viajar en cualquier medio de transporte público se requiere presentar una prueba negativa del virus, la demanda por este tipo de exámenes ha superado con creces a la oferta.
En algunas de las ciudades del país como Nueva York, Filadelfia, Miami y Boston, los interesados en adquirir una prueba del covid pueden pasar varias horas formados porque las filas son muy largas.
Las dos mayores cadenas de farmacias en Estados Unidos, CVS y Walgreens, anunciaron que han limitado el número de pruebas que pueden vender a sus clientes, justo por la demanda tan alta que tienen.