Amazon cierra todas sus tiendas físicas de libros

Amazon surgió en 1994 en Estados Unidos como una novedosa tienda de comercio electrónico especializado en la venta de libros a través de Internet. A los pocos años, su irrupción provocó el cierre de multitud de librerías en todo el país, una crisis que Amazon vio como una oportunidad para abrir sus propias tiendas físicas de libros. Ahora, tras haber propiciado la quiebra del sector, la empresa fundada por Jeff Bezos ha decidido dar un giro a su modelo de negocio con el cierre de todas sus librerías, así como otras tiendas de productos de electrónica o moda. Una medida que afecta a un total de 68 establecimientos en Estados Unidos y Reino Unido.

Amazon no ha querido informar sobre el número de trabajadores que se verán afectados por unos cierres que se harán de forma escalonada. Según apuntan fuentes de la compañía a este diario, Amazon tratará de reubicar a los empleados de estas tiendas en la misma empresa: «Estamos trabajando estrechamente con ellos para ayudarles a encontrar nuevos roles dentro de Amazon». La medida no afecta de forma directa a España, donde por el momento la compañía no ha abierto tiendas físicas, aunque desde hace años existen rumores que apuntan en esa dirección.


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Auge y caída de las tiendas físicas de Amazon

Los cierres afectan a sus tiendas Amazon Books, Amazon Pop Up Stores y Amazon 4-Star, donde ofrecían sus productos más exitosos. «Todas estas tiendas están metidas en la pata de retail de Amazon», explica en declaraciones a THE OBJECTIVE el experto en comercio electrónico y fundador de All4Marketplaces, Jordi Ordóñez : «Se han dado cuenta de que lo de las tiendas físicas no es una churrería de generar pedidos, como pasa en el formato online, y que hay unos costes que sin una cantidad de ventas importante… pues no salen los números».

De momento, la apuesta por las tiendas físicas no parece ser la prioridad de la compañía. Amazon ha tomado la decisión de recortar su presencia en el comercio convencional tras salir de la tasa de crecimiento más lenta desde hace dos décadas, lastrada por las ventas físicas, que han quedado regazadas con respecto al volumen total de su comercio minorista. Esto supuso que en 2021 la facturación de sus puntos de venta de productos de alimentación fuera más baja que la de 2018.

En 2018, el primer año completo después de que Amazon comprara la cadena de supermercados Whole Foods, sus tiendas físicas tuvieron más de 17.200 millones de dólares en ventas. El año pasado, la facturación cayó por debajo de 17.100 millones (cifras que no incluyen las ventas online para la entrega y recogida de comestibles), según el portal especializado Food Retail. En ese mismo periodo, la empresa duplicó sus ventas totales.

Amazon se enfrenta ahora a una nueva etapa de como negocio tras el auge que experimentó con el confinamiento por la pandemia de covid. También en términos bursátiles. El valor de sus acciones ha caído un 8% en lo que va de año. Y ello después de los bajos rendimientos que registró en 2021 en comparación con el resto de grandes tecnológicas.

La apuesta de Amazon por la alimentación y la eliminación de los cajeros

Pese a ese retroceso, la compañía no da por perdida su faceta física. «Al final van a dejar las tiendas que tengan una tecnología innovadora o las de alimentación, porque ahí sí rota el producto», apunta Jordi Ordóñez. La multinacional mantendrá abiertas sus tiendas de Amazon Fresh, Whole Foods Markets, Amazon Style y Amazon Go; esta última, sin cajeros convencionales, donde los productos se cargan directamente en la cuenta de cada cliente.

«Seguimos comprometidos en crear, a largo plazo, grandes experiencias y tecnologías de venta minorista», explica un portavoz de la compañía, en referencia al desarrollo de la tecnología just walk out, la solución que Amazon ofrece a terceras empresas para implantar cajas de pago sin necesidad de personal.

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