Uruguay es el segundo país mayor consumidor de whisky

En los últimos años, Uruguay ha sorprendido al mundo al convertirse en el segundo mayor consumidor de whisky per cápita, solo superado por Francia. Esta tendencia ha llamado la atención de visitantes y expertos, ya que el whisky ha adquirido un lugar destacado en la cultura de consumo uruguaya, ocupando espacios que en otros lugares suelen ser reservados para el vino, la cerveza o los aperitivos. Los datos muestran que los uruguayos consumen en promedio 1,77 litros de whisky por persona al año, según un estudio de la consultora Euromonitor, situándolos por detrás de Francia y por delante de países como Estados Unidos, Australia y España.

La historia de cómo el whisky se convirtió en una bebida tan arraigada en Uruguay es intrigante y multifacética. En el pasado, la empresa estatal ANCAP, conocida por sus estaciones de servicio, producía bebidas alcohólicas populares, lo que contribuyó al desarrollo de la cultura del whisky en el país. En su auge, marcas como Mac Pay o Añejo ofrecían destilados asequibles con la garantía de calidad respaldada por el Estado. Sin embargo, el origen de esta preferencia por el whisky también se relaciona con factores impositivos y la participación estatal en la producción de destilados.


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El compromiso del Estado uruguayo con el desarrollo de un «carburante nacional» basado en el alcohol en lugar de depender del petróleo desempeñó un papel crucial en esta historia. Aunque el carburante nacional nunca se materializó, la producción de destilados por parte de ANCAP resultó exitosa y sirvió para combatir el contrabando y la falsificación de bebidas alcohólicas. En un momento en que muchos países buscaban alternativas para abordar los problemas asociados con el alcohol, Uruguay optó por producir bebidas genuinas a precios accesibles, lo que permitió la desaparición de la falsificación de bebidas alcohólicas en el país.

El whisky uruguayo, como Añejo o Mac Pay, experimentó un auge en las décadas de los 60 y 70, y llegó a dominar el mercado de bebidas espirituosas. Sin embargo, factores como la desaparición de beneficios fiscales, la depreciación del dólar y el aumento de los salarios reales llevaron a una disminución de su participación en el mercado, abriendo la puerta a whiskies importados. A pesar de esta evolución, el consumo de whisky en Uruguay sigue siendo una parte integral de la vida social y cultural del país, y su historia está marcada por un peculiar vínculo entre el Estado y el whisky.

Con información de La Nación